viernes. 29.03.2024

Es la religiosidad verdadera la que puede responder a la violencia

El asesinato de los coptos en Libia ha dado una nueva dimensión a lo que vivimos hace unas semanas. El Estado Islámico y Al Qaída están protagonizando una escalada para llevar su lucha por el nuevo califato a todos aquellos rincones del planeta donde el yihadismo pueda hacerse presente y donde pueda golpear con éxito para sus fines.

El asesinato de los coptos en Libia ha dado una nueva dimensión a lo que vivimos hace unas semanas. El Estado Islámico y Al Qaída están protagonizando una escalada para llevar su lucha por el nuevo califato a todos aquellos rincones del planeta donde el yihadismo pueda hacerse presente y donde pueda golpear con éxito para sus fines.

 

Responder a este reto, que ya es global, esgrimiendo una libertad que se mofa del verdadero Islam es un gran error. Por dos motivos: uno de fondo y otro estratégico. La guerra mundial que el yihadismo ha emprendido solo se puede ganar si el Islam auténticamente religioso se alza con todos sus recursos contra los bárbaros que usan su nombre.

 

Es la religiosidad verdadera la que puede responder a la violencia. Y usar la libertad de expresión contra aquello que buena parte de la humanidad considera lo más querido es una forma de violencia. Occidente necesita reencontrarse para este combate, y no lo hará sin reconocer el vínculo entre libertad y verdad, sin abrirse a esa búsqueda religiosa que ha abierto su razón y ha generado su cultura.

Es la religiosidad verdadera la que puede responder a la violencia