martes. 16.04.2024

100 días de miedo a gobernar

En el universo que late, el comportamiento de sus seres parece guiado por el instinto de protección del equilibrio que permite la supervivencia. Es entonces cuando el miedo ha ganado la penúltima batalla y solo una sorpresa puede cambiar el curso de esta guerra que es la vida. 

En el universo que late, el comportamiento de sus seres parece guiado por el instinto de protección del equilibrio que permite la supervivencia. Es entonces cuando el miedo ha ganado la penúltima batalla y solo una sorpresa puede cambiar el curso de esta guerra que es la vida.

 

En el mundo de nuestros políticos, cien días después del 20D parece como si se hubiera producido tan preciso ajuste de conveniencias que no me extrañaría que, en la trastienda, enviados ocultos de los cuatro que pueden estuvieran negociando una reforma urgente de la legalidad que permita alargar, “sine die”, el plazo que se cierne por igual sobre ese póker de cuellos, cual guillotina vestida con el disfraz de metacrilato de la urna electoral. 

 

Tal solución mantendría un estado de cosas explosivo para un país que asusta, por endeudado y rompiente, al haberse consentido antes cuatro años de absolutismo envenenado. Así es ahora, tal como vivimos. Nadie se hace cargo de nada mientras nos entretienen con un teatro que destroza a diario lo que aprendimos antes de que proliferara el lenguaje de insultos en la caja que hay en cada casa.

 

Lo último que he visto en el debate político es que Inda acuse a uno allí presente por ser hijo de su padre sin que ninguno de los otros siete se levante diciendo “Iñaki, o ese o yo, porque otra más no aguanto”.

 

Así, en directo si existe y cueste lo que cueste, porque a veces merece la pena hacer de toro irracional y bravo para helar con un órdago la sangre que hierve. Si algo parecido no termina ocurriendo, el gobierno que salga, sea el que sea, será pura adreim (o al revés, si quiere usted hablar en el mismo idioma en que escribe la monarquía de España).

 

100 días de miedo a gobernar