jueves. 18.04.2024

El Deportivo ha cumplido con creces en una temporada con muchos contratiempos, en la que, además de superar los obstáculos que se le presentaron en el campo, también tuvo que sortear las dificultades económicas y los cambios institucionales.


El técnico blanquiazul, Fernando Vázquez, pese a no haber podido salvar a su equipo la campaña anterior, se quedó en el club convencido de que lucharía por el ascenso, aunque consciente también del difícil reto que había aceptado.


En julio, el Deportivo se vio amenazado por la posibilidad de un descenso administrativo que evitó a última hora y que podría haber supuesto su desaparición.


Salvado el 'match-ball', el equipo, con Augusto César Lendoiro en su vigésimo quinto año como presidente del club, comenzó a confeccionar la plantilla a contrarreloj y con retales.


El Deportivo, que se había quedado sin Juan Carlos Valerón y Riki, entre otros, tras el descenso, perdió más referentes en verano, como el portero Dani Aranzubia, el central Zé Castro o el portugués Bruno Gama, que jugó la primera jornada y después fue traspasado al Dnipro ucraniano.


Entre los fichajes, el argentino Juan Emmanuel Culio cargó el equipo a la espalda en la primera vuelta, en la que Fernando Vázquez abogó por construir a su equipo desde atrás, desde la solidez defensiva, consciente de que no tenía jugadores para otro estilo más vistoso.


El Deportivo no se paseó como en su anterior temporada en Segunda División, en la que logró el récord de puntos (91) de la categoría, pero no tardó en situarse en la zona alta de la clasificación.


Desde la jornada 13 se metió en puestos de ascenso directo y ya no los abandonó el resto de la temporada, en la que alternó la primera y la segunda posición.


El Deportivo cambió el estilo en la segunda vuelta con los fichajes invernales, que le dieron más fútbol, pero a cambio de perder consistencia defensiva y a su mejor jugador, Culio, que pidió ser traspasado a Emiratos Árabes.


Paralelamente, el club vivió sus primeras elecciones del mandato de Lendoiro, que retiró su candidatura, firmó el convenio de acreedores y cedió su cargo al empresario Tino Fernández.


El Deportivo llegó a ser embargado por Hacienda unos días después de salir del concurso de acreedores, hasta que el nuevo dirigente firmó el convenio singular con el fisco y garantizó la supervivencia del club.


El ascenso se hacía casi indispensable para salvar la situación económica, y el Deportivo mantuvo en el campo, a pesar del bajón de las últimas jornadas, su puesto de ascenso.


Cedió el liderato al Eibar, pero conservó la segunda posición, certificó su vuelta a la elite en la penúltima jornada, festejó el ascenso con euforia, y acabó la temporada con derrota en Girona, renunciando a la posibilidad de ser campeón, con 69 puntos en la clasificación final.


Fueron 22 puntos menos que en la temporada 2011-12, pero suficientes para conseguir el objetivo y, además, una cifra que le sienta bien, porque también con 69 logró su único título de Primera División en la temporada 1999-00, una gesta tan importante para el club como la de esta temporada por el oxígeno económico que el ascenso le aporta.

El Deportivo cumple con creces en una temporada con muchos contratiempos