martes. 19.03.2024

"Pienso que los años que uno tiene están en su cabeza y la mía es la de un chaval", asegura en una entrevista con Efe, antes de soplar las velas de los 75, el expresidente del Deportivo Augusto César Lendoiro, que en 2018 estuvo al borde de la muerte y ahora, tal y como él dice, afronta el "inicio de la prórroga" con mucho partido aún por jugar.

 

El 'cumpleaños de brillantes' lo celebrará en familia. "Es un número muy bonito. Lástima de piedras preciosas", bromea con una mente que "funciona a más velocidad que las piernas" y con la "ilusión de un crío que se marca cada día altos objetivos a conseguir". Hace poco más de dos años estuvo cerca de dejar a medias sus memorias, a día de hoy inéditas, por una neumonía que se complicó al día siguiente de su hospitalización por una obstrucción en una válvula del corazón. Ese serio contratiempo puso en jaque a quien logró los seis títulos oficiales de la historia del Deportivo, los últimos como presidente profesional, y convirtió al Liceo de hockey sobre patines en el equipo más laureado del deporte gallego.

 

No se rindió y también ganó esa final por la supervivencia. Fue sometido a una intervención quirúrgica de urgencia y tuvo que permanecer un tiempo en la UCI del CHUAC (Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña). Allí, explica, encontró a su "ángel de la guarda particular, el doctor Herrera y su maravilloso equipo". En el hospital público le devolvieron a la vida para que cada 6 de junio siga soplando velas. "Gracias a todos, ellos y ellas, estoy disfrutando del inicio de la prórroga.

 

Me falta por jugar toda la segunda parte y el lanzamiento de varias tandas de penaltis", comenta con alegría y humor. El dirigente que fue capaz de fichar en los noventa a los brasileños Bebeto, Mauro Silva y Rivaldo, entre otros muchos jugadores estelares, le vio entonces "las orejas al lobo" y apostó por cuidarse más, ayudado, "también", por haberse liberado de "la enorme tensión" a la que estaba sometido por la "silla eléctrica", como le ha denominado al sillón presidencial del palco de autoridades.

 

"Todos los miércoles y domingos de partido vives en el 'corredor de la muerte'. Solo lo sabe el que ha pasado por ello", asegura este negociador noctámbulo, que cerraba fichajes a altas horas de la madrugada tras desgastar a los representantes de los jugadores o a los clubes, hasta el punto de coger a alguno en fuera de juego. Para muestra, un botón, la incorporación del mexicano Andrés Guardado.

 

Fue su último fichaje a base de talonario. "Los directivos del PSV holandés, uno de los clubes que mejor fichaban entonces, se acostaron a las doce de la noche, tras acordar con México que el jugador era suyo. A esa hora, aprovechando la diferencia horaria mejicana, iniciábamos nosotros las gestiones y a las siete de la mañana (las doce de la noche en Guadalajara) firmábamos el contrato", rememora.

 

Menos amigo de la noche, aunque "la cabra tira al monte", acude por el día a la entrevista con Efe en un parque del municipio coruñés de Oleiros, donde encuentra más tranquilidad que en las calles de A Coruña, en las que sigue estando muy solicitado. Se presenta preparado para hacer deporte, aunque a su manera.

 

Viste zapatillas deportivas, pero, teniendo en cuenta el resto de la indumentaria, con pantalón, camisa y chaqueta, pocos acertarían si se les cuestionara si el exembajador de LaLiga iba a una caminata o a un evento. No en vano, advierte de que los chándales los deja para el gimnasio y (hagan juego para saber si va en serio o de farol) para subir el Ézaro, el mirador que fue final de etapa de la Vuelta a España, que está a 14 kilómetros de su Corcubión natal, en la Costa da Morte.

 

En ese espectacular paraje, incluso para el que lo sufre en bici o caminando, quiere acompañar al actual entrenador del Deportivo, Fernando Vázquez, al que él también contrató en 2013, en la promesa que tendrá que cumplir si el equipo logra la permanencia en Segunda División.

 

En el confinamiento ha movido la bici estática que no tuvo más remedio que estrenar por la COVID-19 "después de tres años sin tocarla" y anuncia que se prepara "para servir de gregario de lujo" al técnico blanquiazul en esa terrible subida, corta pero explosiva, que presenta una pendiente media del 14 por cien y rampas que se acercan al 30 por cien. Lendoiro señala, a sus 75 años, que no hacía tanto deporte desde su "época de estudiante universitario".

 

El entonces futuro abogado (y escritor, y político, y presidente de clubes) se presentó con un currículo en el que ya figuraba que había sido fundador de un equipo de fútbol de A Coruña, el Ural (a los 15 años). "Estudiar no estudiaba demasiado, pero deporte hacía", indica otra vez sin aclarar el límite entre realidad e ironía. "Yo vivía en el Colegio Mayor Fonseca, a cincuenta metros del campo de fútbol, del pabellón de básquet y del campo de balonmano, que también lo utilizábamos para el fútbol sala. Nadie me quitaba mis cuatro o cinco horas de deporte diario", afirma.

 

Volviendo al presente, no cumple el perfil del jubilado que se para a contemplar las obras que se hacen en la ciudad, aunque en activo le tocó hacer algo parecido en su etapa como presidente de la Diputación de A Coruña, cargo que ostentó con el Partido Popular hace más de 20 años, ya al frente de aquel Dépor que fue Súper. Dice que el que considera su "proyecto estrella, el 'plan 2000', incluía más de ese número de obras: campos de fútbol, piscinas, polideportivos, casas de la cultura, parques de bomberos, saneamientos". Y precisa que no le "dio tiempo a visitarlas todas".

 

Este sábado cumple tantos años como los que puede que no festeje este 2020 el Trofeo Teresa Herrera, uno de los clásicos torneos amistosos que se ha disputado ininterrumpidamente (aunque no siempre en verano) desde su creación y que es como su "hermano pequeño".

 

"Yo ya había soplado la vela del añito cuando el 31 de julio de 1946 se inauguraba con victoria del Sevilla sobre el Athletic (3-2). Al trofeo más antiguo y prestigioso del fútbol, le deseo al menos tanta larga vida como a mí", apunta Lendoiro, que emprende la marcha para mantenerse en forma a los 75.

Lendoiro cumple 75: "No hacía tanto deporte desde la universidad"