martes. 16.04.2024

Un traumatólogo que atendió a una joven gimnasta que acabó perdiendo una pierna al ser necesario practicarle una amputación, ha sido condenado a dos años de prisión e inhabilitado para el ejercicio de la profesión médica por un periodo de cuatro años por el Juzgado de lo penal 3 de Vigo, informaron hoy fuentes judiciales. El Juzgado consideró al traumatólogo Pedro L.P. responsable de un delito de lesiones por imprudencia grave con pérdida de miembro principal y grave deformidad y lo condena a indemnizar a Desirée Vila en 2,1 millones de euros.

 

Además, le condena a pagar los gastos previsibles de asistencia y en el perjuicio patrimonial por incremento de costes de movilidad en las cantidades que se determinen en ejecución de sentencia. De estas cantidades responderán de forma directa, conjunta y solidariamente el traumatólogo, la Agrupación Mutual de Empresas (AMA) y Mapfre Seguros, y, subsidiariamente, el Centro Médico El Castro Vigo, donde trabajaba Pedro L.P., según la sentencia, recurrible ante la Audiencia de Pontevedra. El texto concluye que la imprudencia grave en la que incurrió el traumatólogo "se configura no por un único acto u omisión médica aislados, sino por el conjunto de las omisiones habidas del deber de cuidado" de la paciente.

 

Aprecia en la actuación de Pedro L.P. la "despreocupación más absoluta y clamorosa por la suerte que pudiera correr su paciente". Se refiere a que estando "constatada y objetivada" una lesión vascular en la pierna lesionada, el médico no decidió su traslado inmediato para que la interviniera un especialista, sino que esperó más de 15 horas tras conocer los resultados de la prueba en la que se detectó a la paciente una obstrucción de la arteria poplítea.

 

Abunda en que obvió "la urgencia del cuadro clínico" de la chica e incrementó los plazos para su "adecuado tratamiento, en términos que comprometían la viabilidad de la extremidad", y que dicho retraso "influyó causalmente" en que se la tuvieran que acabar amputando. Durante la vista oral, Pedro L.P. declaró que fue "el primer sorprendido" cuando supo que le amputaron una pierna a la paciente, días después de atenderla al sufrir una caída durante un entrenamiento en 2015, cuando la chica tenía 16 años de edad. Sostuvo que "todas las decisiones médicas" tomadas por los profesionales del centro médico El Castro, donde la joven fue atendida tras ser trasladada, en un primer momento, al hospital Fátima, fueron "correctas".

 

Excusó que no atendiera a la chica hasta la mañana siguiente de ingresar en el citado centro en que el médico de guardia le informó de que sufría una rotura del peroné derecho sin más complicaciones. También dijo que las pruebas de pulsioximetría que se le realizaron a la paciente para determinar el porcentaje de oxígeno que llegaba a su pie derecho a través de la sangre revelaron valores normales. El médico aseguró, asimismo, que cuando la chica fue trasladada al hospital Povisa de Vigo, tras detectarse la lesión vascular, donde fue intervenida para realizarle un "bypass", en ese momento "la pierna era viable", y que durante la operación se produjeron "errores técnicos importantes" que provocaron la amputación.

 

Sin embargo, el cirujano que operó a la paciente negó, en su declaración como testigo, dichos errores y aseguró que en el momento en el que vio a la paciente por primera vez, antes de la intervención, ya transmitió a los padres que "había mucho riesgo de perder la pierna". La propia paciente también declaró como testigo y dijo que "no tenía sensibilidad y el pie estaba frío" durante su estancia en el centro El Castro. "A mí eso me extrañaba y se lo comentaba a mis padres y a los enfermeros", expresó para, a continuación, asegurar que le "extrañó" también que su traumatólogo le refiriese, a ella y a sus padres, que "en Povisa iban a decir que él hizo su trabajo mal y que no hiciésemos caso porque es política entre hospitales".

 

La paciente, que ahora tiene 18 años y reside en el Reino Unido, superó seis meses de tratamiento psiquiátrico tras la amputación y vivió un "cambio enorme" en su vida, que, sin embargo, no hizo que perdiese su pasión por el deporte ya que, aunque no podrá volver a practicar la gimnasia acrobática, modalidad que desarrollaba en el Club Flic Flac de Vigo, está aprendiendo a correr con su prótesis. En la cuantificación de la indemnización se han tenido en cuenta perjuicios estéticos y morales, secuelas, días de baja de la paciente, intervenciones quirúrgicas y la capitalización de sendas prótesis, una de ellas deportiva.

Dos años de cárcel para un médico por la amputación de la pierna de una gimnasta