viernes. 29.03.2024

Los universitarios españoles viven con incertidumbre lo que pueda ocurrir con su curso 2019-2020 y, desde sus clases en casa, esperan que, pase lo que pase, los profesores sean "benevolentes" para que la COVID-19 no marque su futuro profesional.

 

Varios estudiantes de distintas universidades españolas y que cursan diversas carreras han coincidido, en conversaciones a través de internet con Efe, en la similitud de sus situaciones tras un cierre de las aulas "un poco improvisado", pero que ha ido mejorando según pasaban los días de confinamiento.

 

Todos ellos están preocupados por las consecuencias que puede tener este "parón presencial" en sus respectivas carreras profesionales y los criterios que va a tomar el profesorado para evaluar, pero casi todos coinciden en que no volverán este curso a las aulas -algunos de ellos ya saben que así será porque lo han comunicado sus universidades-.

 

Quizá puedan estar ahora más tranquilos sobre su situación después de que el Consejo Escolar del Estado haya recomendado que solo se evalúe sobre lo dado en clase antes de que se cerraran la aulas por la pandemia de coronavirus y que las tareas que no se hayan hecho en casa durante el periodo de confinamiento no perjudiquen al alumnado.

 

NACHO. CUARTO DE ARQUITECTURA EN LA POLITÉCNICA DE MADRID

Nacho, que cursa con 21 años cuarto de Arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid, cree que su facultad se ha adaptado bien a impartir las clases desde casa porque participa en videollamadas con profesores que explican los temarios a través de vídeos e, incluso, cree que "es un punto" grabar las clases.

 

También cuenta con videoconferencias “más individuales” y en grupos de tres o cuatro personas para las clases en las que se precisa corregir proyectos, con lo que se resuelven todas las dudas “sin problema”. Aunque reconoce que hay alguna asignatura de las que “no se sabe nada todavía”, Nacho asegura que esta situación de confinamiento “no le quita el sueño” porque cree que este parón no va a repercutir “en gran medida” a sus estudios.

 

ÍÑIGO. CUARTO DE MEDICINA EN LA UNIVERSIDAD DE CANTABRIA

De igual manera le ocurre a Íñigo, un estudiante de 21 años de cuarto de Medicina en la Universidad de Cantabria, que desde ayer sabe que no tendrá ya clases presenciales y explica que, “dentro de lo inesperado que ha sido el confinamiento y sin saber qué está por venir”, sus profesores están reaccionando bien y haciendo todo lo que pueden.

 

Si bien ha tenido que suspender las prácticas “a la mitad”, en la parte teórica está continuando el curso con presentaciones, explicaciones en audio y apuntes de otros años, lo que considera que está “muy bien”.

 

Íñigo puede exponer sus dudas en un foro en el que tiene contacto directo con los profesores, pero resalta la dificultad de hablar con algunos de ellos ya que “no han dejado de trabajar porque el hospital sigue funcionando”.

 

Opina que la decisión de su universidad de suspender las clases presenciales “probablemente sea la mejor medida”, aunque le preocupa que esto suponga “perder bastante contenido” necesario de cara a su futuro y la obtención del MIR, para el que estudiantes de otras facultades pueden tener "ventaja".

 

PAULA. TERCERO DE FISIOTERAPIA EN LA SALLE DE MADRID

La preocupación de Paula de 21 años es otra muy distinta. A esta estudiante de tercer curso de Fisioterapia en La Salle Centro Universitario, en Madrid, le preocupa que las 200 horas de prácticas extracurriculares de este curso, se le junten a las 400 horas que tendrá el siguiente, lo que le parece “difícil teniendo también clases y Trabajo de Fin de Grado”.

 

Además, al ser una carrera práctica, hay ciertas asignaturas que desde casa no sabe si lo está "haciendo bien", si está poniendo bien las manos o ejerciendo la presión necesaria.

 

Paula cree que al inicio del confinamiento las cosas no discurrieron como debían, pero, tras hablar con su decano, “ahora se están organizando mucho mejor y graban las clases”. También tienen clases “más dinámicas” por videollamada y un chat para las dudas a los profesores, que contestan “en el mismo día o como mucho al siguiente”.

 

ANA. CUARTO DE PERIODISMO EN LA UNIVERSIDAD DE CASTILLA-LA MANCHA

Ana (21 años), que está en cuarto de Periodismo en el campus de Cuenca de la Universidad de Castilla-La Mancha, desde el comienzo de la cuarentena ha visto que sus profesores “están intentando facilitar todo para tener esa comunicación que se tenía en clase”, y destaca que la universidad les ofrece el paquete Adobe de manera gratuita “para poder tener todos esos programas y continuar editando fotos y vídeos”.

 

La universidad ha habilitado un horario de clases "online" para resolver dudas de las asignaturas prácticas, también disponen de textos y tareas en el campus virtual para trabajar en microgrupos de manera "online", y, fuera del horario, tiene un programa para hacer tutorías con los profesores por videoconferencias.

 

Aún así, Ana ve la suspensión definitiva de las clases presenciales como “un enorme problema”, pues, aunque entiende que es por seguridad, opina que “para periodismo o carreras más prácticas es difícil hacer muchas cosas solamente desde casa”.

 

EVA. CUARTO DE DERECHO EN LA UNIVERSIDAD DE CANTABRIA

Por su parte, Eva, de 22 años, que está en cuarto de Derecho de la Universidad de Cantabria, es la que se siente "desprotegida" ante la falta de organización y se ve “un poco a la deriva”, porque echa de menos clases "online" con los profesores.

 

Esta universitaria denuncia la falta de ese tipo de formación a través de la red, cuando otros estudiantes de su facultad sí la tienen, aunque también entiende que “es una situación complicada que ha surgido de imprevisto” y reconoce que adaptarse a ella “va a suponer un esfuerzo para todos”.

 

Sin embargo, apoya la suspensión definitiva de las clases presenciales en su universidad, lo cual considera “lo más indicado y correcto tal y como están las cosas”, y precisa que sus profesores “están comenzando a poner los medios para que no se vea afectado el curso académico en la medida de lo posible”.

Universitarios viven con incertidumbre si la COVID-19 afectará a su futuro