martes. 23.04.2024

El Gobierno griego ha aparcado la lucha legal para recuperar las esculturas de mármol que se conservan en Londres desde principios de siglo XIX, y se prepara ahora para afrontar la vía diplomática. "Uno no puede ir a juicio por cualquier cosa. Además, las sentencias en los tribunales internacionales son inciertas, las cosas no son fáciles", dijo en declaraciones a la cadena de televisión privada Mega el ministro adjunto de Cultura griego, Nikos Xydakis.

 

El Ejecutivo heleno respondía con una negativa a la propuesta de un bufete de abogados británico, donde trabaja Amal Clooney, de llevar cuanto antes el pleito a un tribunal internacional. Según el bufete, que entregó esta semana al Gobierno un informe de 150 páginas, Grecia solo tendría un 15 % de posibilidades de ganar en un tribunal británico, pero contaría con hasta el 75 % en uno como el Tribunal Internacional de la Haya o el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.

 

Con ese preámbulo, el documento del reputado equipo de abogados londinense instaba al Ejecutivo a "tomar acciones legales inmediatas, o podrían perder la oportunidad" de recuperar los mármoles debido a obstáculos futuros. Pero la decisión de Xydakis dista mucho de abandonar la causa en sí, que Grecia lleva intentando sin éxito desde 1982, sino que opta por seguir otro camino, "político y diplomático".

 

Xydakis subrayó que el "clima está cambiando poco a poco". En la anterior legislatura, liderada por el político conservador Andonis Samarás, el bufete británico de Clooney ya había recomendado al Gobierno seguir la vía judicial. La indignación de las autoridades griegas por el conflicto llegó a su punto máximo a finales del año pasado, cuando el Museo Británico decidió entregar en préstamo por primera vez una de las esculturas de mármol al Museo Hermitage de San Petersburgo.

 

Atenas lo percibió como un provocación, pero el entonces ministro de Cultura, Kostas Tasulas, descartó la vía judicial y prefirió pedir una mediación a la Unesco, un papel que el organismo aceptó recientemente, pero que fue rechazado por el Museo Británico. Tras esta segunda negativa, hace apenas tres meses, Xydakis condenó la actitud del Reino Unido, acusándola de "negativismo" y "falta de respeto".

 

El Gobierno de Syriza, además, no contaba en ese momento con la ayuda del despacho londinense, ya que tras ganar las elecciones el 25 de enero consideró "extravagante" la remuneración que percibía, por lo que el equipo de abogados abandonó sus tareas en febrero. Un magnate griego, un mes después, se ofreció a pagar todas las facturas del bufete de Clooney, en lo que las autoridades se refirieron como acto de "patriotismo", que podría terminar tras este último suceso. Grecia reclama las piezas desde hace años y construyó expresamente en 2009 un nuevo Museo de la Acrópolis para demostrar que cuenta con un lugar adecuado para albergar ese tesoro arqueológico.

 

Los mármoles viajaron al Reino Unido a principios del siglo XIX (1801-1805) cuando el embajador británico del Imperio Otomano, Thomas Bruce, más conocido como Lord Elgin, -que se definía como un amante de las antigüedades-, consiguió el permiso del sultán para llevarse parte de las metopas y del friso interior del Partenón. Entonces, Elgin mandó arrancar gran parte del friso interior, cortar las metopas para separarlas del alto relieve -lo que provocó la mutilación de muchas esculturas-, y se adueñó de otras, como una de las cariátides del Erecteion y varias piezas de los Propileos y del Templo de Atenea Niké, todos en la Acrópolis.

 

En 1816 Elgin vendió las piezas a su Gobierno por 35.000 libras en medio de una gran polémica, pues se dudaba de que el permiso imperial le hubiese dado vía libre para trasladar tales obras.

El Gobierno griego aparca la lucha legal para recuperar esculturas del Partenón