23 de junio de 2014, 10:48
El anuncio del Gobierno portugués de que prevé cerrar el próximo año más de 300 escuelas en diferentes puntos del país, cuyos alumnos serán redirigidos a otros colegios, ha reavivado los roces del Ejecutivo con el sector. Los centros donde se dejará de impartir clase son todos de primer ciclo de la enseñanza básica, aunque por el momento se desconoce cuáles serán exactamente los afectados.