jueves. 18.04.2024

Cinco millones de kilos de patatas de A Limia (Ourense), que son de las más codiciadas del país, se quedaron bajo llave al parar la hostelería. Hubo que adaptar maquinaria para el envasado. La venta online era el remedio. Almacenes y productores apuraron. Los envíos se cuentan por miles.

 

Pese al descomunal reto, fueron más de una decena de agricultores de la zona los que se pusieron manos a la obra para tratar de colocar su producto y de la mano de Amador Díaz, precursor de esta iniciativa y a su vez presidente de la asociación que aglutina a este sector, comercializan su producto a través de su canal de venta, la web www.patatasama.com.

 

El objetivo que se han marcado por ahora: colocar por esta vía cerca de dos millones de kilos de patatas antes de que remate el mes de junio. Este plazo no lo fijan ellos porque sí, pues lo marca el deterioro del tubérculo, que estiman que se producirá dentro de mes y medio. Para conseguir por tanto el propósito, prevén que habría que despachar 350.000 kilos por semana, 50.000 cada día, y para nada, visto lo visto, pierden la esperanza.

 

"Llevaba cinco años vendiendo algunas patatas a través de la red y cuando se detuvo la industria hubo que pensar en una salida. Le propuse a los productores usar la plataforma logística que tengo -patatasama- para poder sacar el excedente", comenta a Efe Amador Díaz, que después de terminar con el suyo, dobla turnos para que la gente pueda enviar también su stock.

 

Pese a que la maniobra tuvo un arranque tibio, poco duró así, pues la repercusión en redes sociales y medios de comunicación de que esas patatas circulaban por la red a importes accesibles para todos supuso un espaldarazo para una comarca en la que son más de doscientas las familias que viven "en exclusiva" de la siembra de las mismas. En este caso, la variedad que está hoy en el mercado virtual es la agria, que se destina principalmente a hacer patata frita y que se quedó sin salida con el fin de la actividad de la restauración.

 

Tal ha sido el triunfo que en los últimos días han "volado" gran parte de los cientos de sacos que permanecían a buen resguardo. Así las cosas, en la propia web -www.patatasama.com- han publicado el mensaje de que "ante la repercusión en los medios nacionales" se encuentran "desbordados" y no están pudiendo "cumplir con la entrega en veinticuatro horas", que era la que anunciaban al comienzo de todo el periplo.

 

Toda la cadena humana integrada por productores, almacenistas y distribuidores ha ampliado turnos para poder envasar y distribuir los pedidos para su posterior envío a toda la Península, una labor que continuará "hasta agotar el excedente que acumulan entre todos".

 

Los pedidos se depositan "en cajas de diez y de veinte", que se cargan en tráilers. A modo de anécdota, Díaz comparte que recibió "un correo desde Frankfurt interesándose en si hacíamos envíos allí", pero por el momento no contemplan la posibilidad de "los internacionales". Hubo que organizar toda la logística para España, dado que no estaban preparados para una demanda en toda la Península, y lo consiguieron.

 

La satisfacción es enorme: "Primero, por poder dar salida a este producto y, después, porque también es una promoción para las patatas de A Limia", abunda el promotor de la reconversión. "Si esto continúa así, podremos colocar gran parte del producto", agrega el productor José Ángel Sotelo, que, sorprendido ante las numerosas solicitudes que está recibiendo, afirma que es una oportunidad no sólo para sacar el excedente sino para que la gente conozca la "excepcional" patata de A Limia.

 

Entre las varias virtudes de este alimento de la tierra, los que a él consagran su medio de vida reivindican por encima de todo su sabor, el que lo convierte en "la mejor variedad para fritos", aunque también se pueda tomar "cocida" esta patata. Y aluden a continuación a su precio. La caja de veinte kilos se puede adquirir por 19 euros y, la de diez, por doce. El de A Limia es el SOS de un rural vivo que ha reaccionado a las restricciones de la pandemia. Si no pueden llegar a los bares, sí a las cocinas.

Vuelan las patatas "online", de A Limia (Ourense), que están en boca de todos