viernes. 19.04.2024

Los atropellos registrados en el Camino de Santiago, en casos con un resultado de muerte, han impulsado una protesta con la que se pretende un mayor incremento de la seguridad en hasta siete decenas de puntos negros de las rutas de peregrinación.

 

Miles de caminantes realizan cada año el Camino de Santiago, un largo recorrido que, aunque en su mayor parte atraviesa zonas verdes y arboladas, también transcurre por el asfalto de carreteras nacionales y tramos de pequeños pueblos, en los que se registran atropellos, los cuales han impulsado una acción reivindicativa para atajar este problema. Maribel González, de Valladolid, que peregrina desde Sarria (Lugo), el punto de inicio mínimo necesario para recorrer los últimos cien kilómetros del Camino de Santiago Francés y ganar así la Compostela, ha contado hoy a Efe, a pocos kilómetros de la meta, que ha tenido que atravesar "demasiados tramos por carretera" que carecían fundamentalmente de pasos de peatones.

 

"Hemos tenido que cruzar un poquito a ciegas", ha lamentado. La vallisoletana ve en la etapa de Portomarín-Palas de Rei un tramo "peligroso", puesto que las nieblas reducen considerablemente la visibilidad, y, en ocasiones, "los coches tampoco llevan las luces". La peregrina ha recordado que en el último trayecto que cumplió encontró una curva en la que recordó a la mujer que el pasado 7 de junio falleció al ser arrollada por un coche. "Pasé por allí y me dije, ha debido de ser aquí", y no se ha equivocado. Por experiencia propia, valora la señalización que ha visto en el Camino, porque "está bastante bien, nadie se puede perder", así que, en su opinión, el mayor riesgo que corre un peregrino "es el de ser atropellado".

 

Otra peregrina, Olga Alonso, de Asturias, también ha aludido en su conversación con Efe a pequeñas zonas en las que es necesario cruzar de un lado al otro de la carretera, y en las que además hay numerosas curvas. "Hemos tenido que esperar bastante rato para cruzar pero es que no había ningún paso de cebra", ha especificado. A pesar de ello, ha admitido que en su aventura ni ella, ni sus compañeros, han tenido ningún episodio raro, "aunque los coches van bastante rapidito". El madrileño Manuel Giménez también ha alertado de "demasiados" tramos "negros" que "cruzan nacionales", que corren este mismo riesgo, y que se trata de algo a lo que cree que deberían "buscarle una pronta solución". Giménez ha insistido en que el Camino lo realiza "gente de todo tipo", de diferentes nacionalidades y edades, en algunas ocasiones con problemas de movilidad, por lo que algunos "tardan bastante en cruzar, de modo que riesgo sí que hay".

 

Añade además que la precaución de los peregrinos no es suficiente puesto que los coches "no están nada concienciados", ya que "están tan acostumbrados a ver peregrinos que no se frenan nada", por lo que a veces circulan a gran velocidad y lo hacen a escasos metros de los caminantes. Javier, un joven valenciano que prefiere salir del albergue a primera hora de la mañana, coincide en el gran volumen de tráfico existente, sobre todo de camiones, que dificultan la caminata en zonas del Camino en las que es preciso cruzar para poder continuar, y en las que no hay, considera, "la señalización suficiente".

 

Merced a estos testimonios, es unánime el apoyo de todos ellos a la petición de un grupo de integrantes de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago, los cuales el pasado domingo interrumpieron la circulación en una carretera del municipio coruñés de O Pino para protestar contra la falta de seguridad de peatones y ciclistas en algunos tramos de las vías jacobeas.

 

Los peregrinos alzan la voz ante los "puntos negros" del Camino