jueves. 28.03.2024

El Rayo Vallecano logró una cómoda victoria ante el Celta de Vigo (3-0), con goles de Rubén Rochina y un doblete de Alberto Bueno, que le permiten acercarse a la permanencia y consolidar su buen momento de forma a costa de un rival que se mostró escaso de ideas e inoperante en ataque.
El Rayo, después del frenazo que supuso la derrota la pasada jornada en el derbi ante el Real Madrid, saltó al césped mentalizado en volver a dar una alegría a su afición, que ya había visto como los últimos tres rivales (Valencia, Almería y Osasuna) que pasaban por Vallecas se iban de vacío. Con esa intención, la de seguir acercándose a una permanencia que hace apenas mes y medio parecía una utopía, inició el choque el Rayo, pero también el Celta, que no especuló ni un solo segundo y por eso dio muestras desde el primer minuto de ir a por el partido buscando la meta rival con su tridente ofensivo formado por el chileno Fabián Orellana, el brasileño Charles y el gaditano Nolito.


Paco Jémez, técnico del Rayo, ya avisó en la previa del peligro que estos jugadores tienen en los últimos metros y por eso Alejandro Gálvez y el portugués Zé Castro, los centrales locales, pusieron un muro atrás que fue muy difícil de derribar para los jugadores vigueses. Sólo a balón parado, un lastre que el equipo arrastra desde el inicio de temporada, el Celta pudo hacer daño al Rayo. De esa manera Iñigo López pudo adelantar a los vigueses a los once minutos con un remate en el área tras un saque de falta. Esa acción supuso un toque de atención para el Rayo, que comenzó a multiplicar sus acercamientos a la meta de Yoel hasta que Rubén Rochina, a los 25 minutos, abrió el marcador con un disparo desde el costado izquierdo que se coló entre la maraña de futbolistas azulones.


A partir de ese instante, el encuentro decayó en intensidad y se volvió muy parejo con abundantes jugadas en la medular. El argentino Augusto Fernández, con un disparo lejano que se marchó alto, tuvo la ocasión más clara para el Celta, mientras que su compatriota del Rayo, Joaquín Larrivey, con un remate de cabeza ajustado que salió desviado, pudo ampliar el marcador a los 43 minutos. En el descanso, el técnico asturiano del Celta, Luis Enrique Martínez, dio entrada a Alex López buscando mayor posesión en el centro del campo para neutralizar el dominio que estaban imponiendo Roberto Trashorras y Saúl Ñiguez. Ese cambio táctico no surtió efecto porque el Rayo volvió a salir más enchufado que su rival y el madrileño Alberto Bueno comenzó su fiesta particular anotando dos goles en apenas diez minutos. El primero con un duro disparo que Yoel no pudo interceptar y el segundo al remachar en el área pequeña un disparo de Trashorras.


Cuando mejor estaba el partido para los locales, el rumano Razvan Rat dejó a su equipo con diez tras agredir con un cabezazo a Charles en una acción inexplicable. La expulsión obligó a Jémez a recomponer el equipo, sacó a Trashorras del césped, dio entrada al lateral izquierdo Nacho, y esa circunstancia la aprovechó el Celta para acercarse a la portería de Rubén, pero siempre, en los últimos metros, se mostró inoperante y carente de ideas para materializar alguna ocasión, lo que impidió que el marcador se volviera a mover.

3-0. El Rayo gana a un Celta irreconocible y se acerca a la salvación