viernes. 29.03.2024

Al norte de Galicia, entre las rías de A Coruña y Ferrol, se esconde el monumento natural Costa de Dexo-Serantes, un espacio protegido de la Red Natura 2000 muy humanizado donde mar y tierra forman un espectacular paisaje.


En el corazón del Golfo Ártabro, estos quince kilómetros de costa destacan por sus abruptos acantilados y por ser un refugio natural para aves marinas que viven y crían en condiciones extremas marcadas por la sal, el viento y las olas.


La Costa de Dexo-Serantes, que se dibuja enfrente de la ciudad de A Coruña y de su Torre de Hércules, acoge la colonia de cría de cormorán moñudo más grande de la península y una de las principales colonias gallegas de vencejo real, ha explicado a Efe Verónica Campos, técnica ambiental del Centro de Extensión Universitaria y Divulgación Ambiental de Galicia (CEIDA).


Además, es zona de paso de aves migratorias y lugar donde anidan especies de reproducción muy localizada, como el paíño europeo, que cría en A Marola, un islote costero del espacio protegido.


El monumento natural, de sólo 47 kilómetros cuadrados, cuenta con tres tipos distintos de hábitats de interés comunitario, por ello es un punto "estratégico" para la conservación, ha afirmado Campos.


Uno de estos hábitats amenazados son las furnas, las cuevas marinas semisumergidas, donde la escasez de luz y el constante contacto con el agua del mar configuran un ecosistema único.


Las cuevas, además de tener unas condiciones muy singulares, ofrecen protección frente a depredadores aéreos y terrestres, por lo que especies como el cormorán moñudo o el vencejo real las escogen para criar.


Estas paredes verticales dan cobijo a una curiosa vegetación, típica de la costa atlántica: líquenes en los acantilados; pastos y matorrales y especies endémicas como la "herba de namorar", una planta que sólo nace en Galicia y en el norte de Portugal y que, según creencias populares, tiene el poder de enamorar a la persona que uno desee.


El punto más emblemático de este conjunto es el Seixo Branco, una brillante veta de cuarzo blanco que destaca en medio de los acantilados, dominados por los esquistos, y que actúa como un faro natural en días de escasa visibilidad.


Junto a los valores naturales y geomorfológicos, esta costa protegida del ayuntamiento de Oleiros, cuenta con interesantes elementos patrimoniales como los faros de la punta de Mera, cuatro castros o unas antiguas ruinas militares de origen desconocido en la punta del Seixo Branco.


Monumento natural desde el año 2000 y Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) desde 2004, esta franja marítima es como "un trocito de la Costa da Morte en medio del Golfo Ártabro" debido a que es una zona especialmente poblada y con peligro para aquellos que desenvuelven trabajos en el mar.


Aquí faenan pequeñas embarcaciones de bajura y "percebeiros", que encuentran en esta escarpada costa su medio de vida y también su reto diario, relata Campos.


Las bateas y las jaulas de rodaballo son también parte del paisaje del espacio protegido, que se extiende desde la punta de Mera hasta el puerto de Lorbé.
Una de las grandes amenazas del monumento, situado frente al puerto de A Coruña y su refinería, son las mareas negras, de las que ya ha sido testigo cuando buques como el 'Mar Egeo' o el 'Urquiola' accidentaron en las costas herculinas.


Aunque, quizás, el mayor orgullo de esta tierra es haber sabido compatibilizar la conservación de sus hábitats naturales con las actividades tradicionales del puerto y sus gentes.

La costa de Dexo-Serantes, un espectacular paisaje de mar, tierra y aves