martes. 23.04.2024

La gente quiere venir a Galicia a comer, porque su gastronomía es uno de los platos fuertes de cualquier visita a esta Comunidad, un deleite que requiere de una buena despensa pero también de negocios de hostelería viables en los que hacer números debe ser siempre el primer ingrediente de sus recetas.

 

El chef Pepe Solla, de Casa Solla (Poio, Pontevedra), uno de los cocineros gallegos más reconocidos del panorama nacional, es también uno de esos especiales ejemplos del 'savoir faire' labrado en su tierra, donde también han triunfado Luis Veira en A Coruña o Diego López en Lalín (Pontevedra). Los quesos y la carne de Lugo, la huerta de Ourense, el pescado y el marisco de A Coruña y Pontevedra y los vinos del interior gallego no faltan en los exquisitos menús de estos jóvenes chef, aderezados con otras exquisiteces en las que la innovación nunca deja de sorprender.

 

"En Galicia tenemos un potencial inmenso porque tenemos un producto con muchísima fuerza, con identidad, reconocido, de calidad, lo que unido a una buena gestión empresarial nos tiene condenados al éxito", asegura Pepe Solla en una conversación con Efe con motivo de su participación en un grupo de trabajo en A Coruña promovido por Incitus. Este movimiento asociativo nacido bajo el lema 'Negocios condenados al éxito', ha impulsado en Afundación una jornada para dinamizar el sector de la hostelería gallega apoyando un modelo de negocio basado en la creatividad.

 

Pero triunfar, igual que mantenerse después de conseguirlo, requiere "hacerlo bien" y, para ello, primero cuentan los números y después la pasión. "Muchas veces planteamos negocios sin tener un plan de empresa, una visión previa de qué quiero hacer, qué quiere vender y cómo, y entonces están condenados al fracaso", advierte el chef.

 

De lo que se trata, continúa, es "de invertir en estos negocios, que los sopesemos y trabajemos para que cuando los abramos sean un éxito", aconseja este maestro de los fogones de un restaurante familiar donde los valores también son importantes. Y es que en Galicia "hay muchas fórmulas de éxito que funcionan muy bien pero también hay fracasos, y de lo que se trata es de evitarlos, porque detrás de cada negocio que cierra hay un auténtico fracaso humano". Los planes de empresa previos pueden en la mayoría de las ocasiones sortear estos quiebros del destino poniendo sobre la mesa cuál es la fuerza del negocio que se quiere emprender. Si la idea es buena, tiene entidad y uno cuenta con todo lo que necesita, después viene la parte de los números, analizar si empresarialmente sería viable.

 

 

"Porque puedes cocinar muy bien, algo superinnovador, bonito, apetecible, la gente lo demanda, pero si no es viable económicamente no vale, si no lo logras cuadrar los números no vale. Esto es una empresa, en vez de vender tornillos vendemos comida, pero es una empresa", enfatiza el cocinero pontevedrés. No hay claves ni trucos con los que se pueda jugar para asegurarse el éxito, pero si hay algo que funciona es evaluar qué necesidades y qué gastos tiene lo que se quiere hacer en el día a día, con la previsión de que "también la sociedad tiene altibajos".

 

Números, pasión y buena despensa, la receta del éxito gastronómico gallego