viernes. 29.03.2024

Si hasta el máximo organismo científico del país se preocupa de aclarar que resulta muy difícil contagiarse de Covid-19 por bañarse en el mar, es que las ganas de playa de los españoles parecen ya irrefrenables. Mientras muchos se preguntan cuándo llegará el día, cientos de ayuntamientos trabajan ya en el cómo, en cómo disfrutarán sin aglomerarse. Con más de 3.500 playas repartidas en 8.000 kilómetros de costa, España posee arenales kilométricos donde cualquiera podrá seguir paladeando un ratito de soledad, sin cruzarse casi con nadie:

 

17 kilómetros de arena en la playa de Castilla (Huelva), 14 kilómetros en Cofete (Fuerteventura), 12 kilómetros en Nueva Umbría (Huelva)... Pero la realidad en los municipios más turísticos del país es otra: en muchos arenales del Mediterráneo, el Cantábrico y también de Canarias hay codazos en agosto para clavar la sombrilla, colocar la tumbona y extender las toallas para toda la familia y, aun así, es difícil evitar que el vecino de arena esté a más de medio metro. Desde este lunes, muchos ayuntamientos del país han abierto de nuevo sus playas para que la gente pasee y haga deporte (lo que incluye nadar o surfear).

 

Pero para poder disfrutar de ellas en modo verano, sin pretensiones deportivas, habrá que esperar hasta la fase 3 de la desescalada, la última antes de la "nueva normalidad". Ese momento aún no tiene fecha, pero sí algunas directrices generales: hasta que se descubra una vacuna para el coronavirus, las autoridades remarcan que tendremos que cambiar muchos hábitos y ser disciplinados en guardar una distancia de seguridad con aquellas personas que con las que no convivamos en casa. También en la playa: el agua del mar no supone un riesgo, las aglomeraciones, sí. Aunque la mitad del país seguirá el lunes en fase 0 de desconfinamiento, con la temporada de verano a las puertas, los responsables de las playas, los ayuntamientos, ya piensan en cómo organizar los arenales.

 

Muchos prefieren esperar a recibir instrucciones más precisas de las autoridades sanitarias o, incluso, hasta saber si será necesario o no invertir en nuevos equipos o infraestructuras. Otros ya tienen claro cómo organizarse: la solución más recurrida será parcelar la arena en cuadrículas, algunos piensan en segmentar las playas para diferentes usos y usuarios, varios van a convertir a sus socorristas en vigilantes de la "distancia social", hay quien va a instalar sensores de inteligencia artificial que marcarán un semáforo de aforo que se pueda consultar desde el móvil e, incluso, se ha pensado en sistemas de reserva previa de parcela y hora.

 

Las delegaciones de Efe han recopilado varias de las ideas que manejan aquellos ayuntamientos que prefieren no esperar más para preparar un disfrute diferente de su litoral, aunque muchos de los municipios de referencia en el verano de sol y playa todavía declinan definirse, pendientes de saber cómo evoluciona la situación sanitaria y qué normas generales se establecen. 

 

En Galicia la playa de Silgar, en Sanxenxo (Pontevedra), quedará parcelada en 780 espacios, con un límite de capacidad de 2.340 personas. En la playa de Rodas, en las Islas Cíes, una de las más concurridas del litoral atlántico, la regulación del aforo dependerá también en buen medida de lo que ocurra con las compañías navieras que ofrecen el desplazamiento a ese enclave, lo mismo que en Ons. Otra de las playas de referencia de Galicia, en este caso en el Cantábrico, la de Las Catedrales, en Lugo, ya tenía un sistema de acceso bajo reserva, con cupos limitados.

Llega un verano que traerá playas por turnos, parceladas o bajo reserva