jueves. 28.03.2024

El PSdeG ha quedado relegado a la tercera plaza, tanto en votos como en escaños, en las elecciones autonómicas de este domingo 12 de julio en Galicia, donde las aspiraciones del candidato Gonzalo Caballero de presidir la Xunta se han truncado e incluso se han convertido en una importante derrota tras verse superado por el BNG. No ha sido capaz el aspirante socialista de traducir en apoyos para estos comicios la ola de simpatía capturada por el partido en las tres elecciones celebradas durante el pasado 2019, en las que el liderazgo de Pedro Sánchez desde Ferraz le permitió al PSdeG ser, por primera vez en su historia, el partido más votado en Galicia en unas generales.

 

Por el camino se han quedado cientos de miles de votos que mantienen a los socialistas en 14 diputados, tal y como sucedió en 2016, pero que se quedan lejos de satisfacer las aspiraciones de liderar el cambio en una política autonómica que durante los próximos cuatro años seguirá el rumbo de los once anteriores bajo el timón de un PPdeG que encadena su cuarta mayoría absoluta consecutiva.

 

Deberán analizar ahora los socialistas gallegos los errores en la estrategia de una campaña centrada en exhibir su complicidad con el gobierno del Estado, que agasajó a su candidato en Galicia con la visita de un gran número de ministros y cargos representativos en las semanas previas a la votación que insistieron en la necesidad de contar con un Ejecutivo “aliado” en la Administración autonómica. No obstante, a diferencia de los primeros meses del año, las intervenciones de todos estos paracaidistas han ido relajando el tono de la confrontación con la Xunta, en un principio como parte de la estrategia marcada desde Moncloa de no entrar en conflicto con los gobiernos autonómicos tras la crisis del coronavirus; aunque, en este caso, también como símbolo de asunción tácita de lo que depararían las urnas.

 

Aun así, la falta de un perfil propio lastró la imagen como presidenciable de un Gonzalo Caballero que no ha conseguido hacer calar su mensaje de que es necesario un gobierno de izquierdas para abanderar la reconstrucción de la economía y de la sociedad tras el impacto de una pandemia que, en lo político, también invirtió las tornas de lo que se esperaba de la campaña electoral en Galicia.

 

El PSdeG llegaba, a tenor de los sondeos y de las informaciones que manejaba el partido, mejor colocado de partida a la primera convocatoria electoral prevista para el mes de abril, ya que todavía no acusaba el desgaste de que el PSOE haya tenido que lidiar desde el Ejecutivo estatal con una crisis y una emergencia sanitaria como las vividas en esta primavera.

 

Queda por ver ahora cuál será la reacción a nivel orgánico a este resultado electoral, que, sin ser un descalabro tan grave como otros anteriores, sí deja un profundo sabor amargo por la oportunidad perdida, el estancamiento y el descenso al tercer lugar del espacio político gallego.

 

Esta premisa abre la puerta a revivir las luchas intestinas que han protagonizado la última década en el plano orgánico y que permanecían, salvo contadas excepciones, en letargo desde la llegada de Gonzalo Caballero a la secretaría general de los socialistas gallegos y la entrada del PSOE en el Gobierno central tras la moción de censura presentada contra Mariano Rajoy.

 

La falta de respaldo desde las urnas seguramente avivará las divisiones y el fuego amigo dentro de un partido cuyo futuro estará marcado en gran medida por la posición que decida tomar el alcalde de Vigo y ahora principal referente de éxito electoral en el PSdeG, Abel Caballero, que ha conseguido mantenerse como fuerza más votada en la principal ciudad de Galicia, donde gobierna con alrededor de un 70 % de apoyo.

 

Durante los dos últimos años, el tío del actual candidato decidió enterrar el hacha de guerra con la que saludó su llegada al cargo, puesto que no participó en el congreso donde tomó posesión del mismo, e incluso más recientemente se prestó a colaborar de forma activa con una campaña para asaltar la presidencia de la Xunta finalmente fallida.

 

A la espera de ver qué depara su futuro político, Gonzalo Caballero, 23 años después, ha revivido el histórico “sorpasso” de las elecciones gallegas de 1997, en las que el BNG de Xosé Manuel Beiras superó entonces a un PSdeG que lideraba el propio Abel Caballero, su tío.

Gonzalo Caballero no levanta el vuelo de un PSdeG relegado a tercera fuerza