viernes. 29.03.2024

Hoy ha tocado jornada de debate y estudio: nos han implantado un nuevo protocolo de actuación con los pacientes y hemos tenido una sesión clínica en el Arca de Noé para analizar qué medicamentos debemos recetar y cómo manejar a los pacientes.

 

El problema es que no hay ninguna evidencia científica sobre la efectividad de los tratamientos para tratar el coronavirus y tenemos que ser muy exquisitos con los fármacos que damos a los pacientes.

 

Hemos tenido muchos ingresos que llegaban con Kaletra, un retroviral que se usa en las infecciones por VIH y que produce muchas diarreas. Uno de los enfermos tratados con este medicamento sufrió un desvanecimiento en el baño y ayer decidí quitárselo. Hoy lo he encontrado mucho mejor, sin tanto problema digestivo e incluso había empezado a comer algo.

 

También vienen muchos ingresos con corticoides, cuya efectividad contra la COVID-19 tampoco está probada, así como con tratamiento de broncodilatadores sin tener broncoespasmos. Por eso, han decidido aplicar un nuevo protocolo, que nos han estado explicando en una reunión en la que también se han tratado asuntos organizativos.

 

Los responsables de este hospital de campaña nos han agradecido el trabajo realizado y pedido disculpas por los problemas que ha habido, al reconocer que todo esto es algo nuevo para ellos. Hemos planteado también los problemas que tenemos con las altas con petición de plaza en un hotel para seguir la cuarentena.

 

De los 42 ingresados que había hoy en el control que tengo asignado en este pabellón 9 de Ifema, había unas 9 personas esperando a que les asignaran una habitación en un hotel.

 

Está claro que este no es un problema que puedan solucionar los responsables del hospital de campaña, porque de ello se encargan otros organismos de la Comunidad de Madrid. Pero nos han recomendado que seamos mas estrictos a la hora de determinar quién debe irse a un hotel para estar aislado. Por ejemplo, hoy un paciente al que creo que daremos el alta en breve me ha dicho que se quiere ir a un hotel: vive solo y no tiene a nadie que le atienda.

 

Este será uno de los casos a los que tengamos que hacer entender que, aunque seguro que estaría mucho más acompañado y cuidado en un hotel, no es un enfermo preferente para pedir una de estas plazas. Por otro lado, hasta ahora Ifema no ha estado saturado en ningún momento: en mis turnos, siempre he visto camas libres, lo que supongo que se debe a que está bajando la presión sobre los hospitales madrileños.

 

Sin embargo, donde sí están sobrepasados por la gente con síntomas que llama por teléfono para que les orienten sobre lo que tienen que hacer es en mi centro de salud, como me han comentado mis compañeros. También me han dicho que les parece muy esperanzador que desde la segunda mitad de la pasada semana hubiera menos gente que tenía fiebre, lo que puede confirmar que la cadena de contagio está aminorando.

 

Sin embargo, mis compañeros además me han contado cosas muy preocupantes y que nos temíamos que estuvieran pasando, como que llama gente para decir que lleva con fiebre 10 días y que no ha contactado antes porque no le había dado importancia.

 

También me explican que aumentan las familias que no quieren sacar a los enfermos de sus casas ni que vayan a morir al hospital: prefieran tener a su familiar en casa para despedirse de él con mucho cariño y, si se muere, que lo haga sin padecer tratamientos invasivos en el hospital y en compañía de los suyos. Por este motivo, el Personal de Atención Primaria ha pasado a tratar mucho con paliativos a domicilio.

 

En estas decisiones también influye mucho el hecho de ya no se puede visitar a los enfermos en los hospitales, debido a las restricciones establecidas por la pandemia de la COVID-19, así que la gente que tiene una filosofía determinada se decanta por morir en casa y con la dignidad que elige. Este virus va a dar mucha guerra y no se va a acabar en unas semanas: va a hacer falta mucho más tiempo para combatirlo.

 

(Cuaderno de bitácora del Arca de Noé es una serie especial de EFE coordinada y editada por Olivia Alonso, con el testimonio diario en primera persona de un médico voluntario en el hospital de campaña de Ifema, en Madrid).

Cuaderno de bitácora del Arca de Noé (día 12)