viernes. 29.03.2024

A lo largo de la historia de la humanidad se han producido intervalos de periodos fríos intercalados por otros de atemperamiento, pero esta será la primera generación que en un periodo tan corto como la vida humana percibirá un cambio climático, explica a Efe el físico de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) Ernesto Rodríguez Camino. Para percibir estos cambios y mediante cálculos físicos a corto y largo plazo, los modelos climáticos estudian cómo va a afectar un fenómeno atmosférico a determinada zona y periodo, cómo afectaron otros anteriormente o los que se producirán en un futuro.

 

Estos modelos son programas informáticos de gran precisión que "simulan" el comportamiento e interacción de los componentes del 'sistema Tierra' -atmósfera, océanos, tierra, vegetación- y facilitan el estudio de fenómenos como el calentamiento global, cuya causa principal son las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) producto de la actividad humana.

 

Rodríguez Camino, quien lleva más de 35 años dedicado a estos modelos, apunta que a través de los modelos climáticos se pueden entender los procesos responsables de la evolución del clima, a diferencia de los modelos atmosféricos, que hacen predicciones atmosféricas a corto plazo -uno, dos o tres días-. Los atmosféricos se basan en ecuaciones que describen los fluidos y sirven, además de para hacer la predicción del tiempo, para muchas otros sectores, como la aviación y la hidrodinámica.

 

Los climáticos permiten hacer predicciones desde una escala de tiempo estacional -tres meses- hasta escalas seculares mediante cálculos físicos sobre las interacciones de "lo que podríamos llamar el sistema Tierra", una colección de componentes en la que el científico sitúa la atmósfera, los océanos, la superficie terrestre, la vegetación, los hielos flotantes -como en el Ártico- y capas de hielo sobre la Tierra -como en Groenlandia-.

 

Los modelos climáticos simulan cada uno de los componentes, su comportamiento, la interacción entre ellos y los procesos de retroalimentación. Por ejemplo, cómo la superficie terrestre interactúa con la atmósfera, humidificándola mediante la evaporación desde los océanos o la transpiración de las plantas, y cómo la atmósfera interacciona con los océanos, cuando llueve sobre mares y océanos y cambia ligeramente la salinidad.

 

La complejidad de los modelos climáticos es tal que constituyen un esfuerzo colectivo de muchas instituciones y países, destaca Rodríguez Camino. Empezaron a desarrollarse en los años cincuenta del siglo pasado y se impulsaron en gran medida gracias a la creación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en sus siglas en inglés).

 

A partir de los años 90, una actividad internacional fuerte en el desarrollo de estos modelos favoreció la inclusión de cada vez más procesos y mayor resolución en los modelos, que demandan más necesidad de cálculo y ordenadores cada vez más potentes. Además de mirar al futuro, los modelos permiten dilucidar y atribuir también las causas pasadas de los cambios en el clima: "Permiten hacer simulaciones bastante fiables del clima pasado", lo que aporta "confianza en que estas herramientas sean fiables para estimar lo que va a pasar en el futuro".

Rodríguez (Aemet): Somos la primera generación que notará un cambio climático