martes. 19.03.2024

"Está muy, muy lejos, este individuo de ser un ser humano". No puede expresarse de otro modo el empresario Juan Carlos Quer, tras lo vivido en las cinco sesiones de la vista oral por el crimen de su hija mayor, Diana, con un solo procesado, José Enrique Abuín Gey, alias El Chicle. La de este lunes ha desmontado la versión del encausado, que había declarado que en la nave de Asados, en Rianxo (A Coruña), él había arrancado un cable eléctrico con el que anudó, una sola vez, dos bloques para a continuación situar a la víctima sentada en el pozo con el objeto de introducirla en el mismo.

 

Pero la versión de los investigadores ha diferido por completo de la suya, al deducirse de la misma que esa adolescente, que apareció con las piernas extrañamente arqueadas ("posición rana", así aludió a este detalle la abogada defensora) y los brazos libres, pudo haber sido lastrada hasta en dos ocasiones el 22 de agosto de 2016. Juan Carlos Quer, desde hoy y hasta la conclusión, en principio, sin Valeria, ha quedado atónito y, a la vez, sorprendido, porque cerca de quinientos días ha estado su primogénita en ese agujero y no hay siquiera un arrepentimiento en su verdugo, que de nada serviría para él, pero sí lo ha destacado.

 

"La dureza de los relatos pone de manifiesto la absoluta falta de empatía y de arrepentimiento" del acusado, "cuando en presencia de la Guardia Civil, viendo como estaba la niña depositada en el pozo, después de quinientos días, este individuo no mostraba ningún tipo de emociones", ha constatado. Una jornada más el padre de la víctima ha tenido que escuchar en la sala de vistas, en la que ha habido más pruebas gráficas que forman parte del voluminoso sumario, los duros momentos del rescate del cuerpo de Diana.

 

Los profesionales tuvieron que sumergirse en un pozo de unos diez metros para sacar a la superficie el cuerpo de Diana, que había sido contrapesado, -se supone a raíz de la investigación practicada que en una segunda tentativa-, con dos bloques cerámicos de más de 18 kilos. Impávido ha reaccionado El Chicle a todo lo contado sobre lo ocurrido en la nave de Asados (Rianxo), a la que el propio acusado guió a los agentes el último día del año 2017. Mientras dos buceadores del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS), con sumo cuidado, intentaban hacer emerger el cuerpo de Diana, El Chicle no reparaba en ello y daba a la Guardia Civil explicaciones sobre las dimensiones y características de la vieja fábrica, tal y como han descrito dos de los testigos, de Criminalística.

 

Han coincidido ambos en atestiguar cómo aquella larga jornada del 31 de diciembre, El Chicle se deshacía en detalles acerca de las medidas que tenía la nave. Con una actitud "fría e indiferente", que sorprendió mucho a los agentes. Y, a la sazón, una conducta que demuestra para Juan Carlos Quer, tal y como ha dicho a la prensa, que Abuín Gey no es capaz "de empatizar con los sentimientos que tenemos todos los seres humanos". "Estamos hablando de personas que no son capaces de empatizar con los sentimientos que tenemos todos los seres humanos. Por eso está muy, muy lejos, este individuo de ser un ser humano", ha apostillado el empresario.

 

Esta mañana ha habido tres testimonios poco esclarecedores, el de dos mujeres que en la noche del 22 de agosto de 2016 vieron a un hombre molestando en la fiesta del Carme dos Pincheiros de A Pobra (A Coruña) a la que fue Diana y un amigo con el que la madrileña de 18 años habló sin que él, que apenas recordaba esa conversación de WhatsApp, percibiese peligro alguno. Hubo dos renuncias, de dos guardias civiles de la Policía Judicial que figuraban en la lista por la acusación particular, y se aplazó asimismo al día 20 la declaración del capitán de la Unidad Central Operativa (UCO). Esta, según la familia Quer, es la semana decisiva de uno de los asesinatos más horrendos de la crónica negra de España.

"No es un ser humano"