sábado. 20.04.2024

El propietario de un club de alterne de Ortigueira (A Coruña) acusado de no dar de alta en la Seguridad Social a siete empleadas declara que su local es un "café o bar normal" y que si había mujeres "trabajaban para ellas" sin darle dinero a él. Así lo ha manifestado en el juicio celebrado este miércoles en la Audiencia Provincial de A Coruña el acusado, para quien la Fiscalía solicita una condena de dos años de prisión y la imposición de una multa de 3.240 euros por un delito contra los derechos de los trabajadores.

 

Fue el 12 de mayo de 2017 cuando se pudo constatar que estos empleados - un supuesto camarero y seis presuntas trabajadoras de alterne- no estaban dados de alta en la Seguridad Social, y que además tres de las mujeres, dos de nacionalidad brasileña y una tercera keniana, carecían del preceptivo permiso para trabajar en España.

 

El acusado afirma que le consta que había mujeres que alternaban con hombres, pero que eran "clientas" y que si acudían a las habitaciones, eran ellas las que le pagaban a él "diez euros" por una habitación y un juego de sábanas. También alega que según la inspección el camarero solo estaba en ese momento apoyado en la barra porque el dueño -que asegura ser el único trabajador del local- se había retirado un momento a buscar cambio.

 

En el juicio, la subinspectora de la Seguridad Social que supervisó el local detalla que "había un camarero que no era el titular del establecimiento" poniendo copas y que le dijo que "llevaba dos semanas" trabajando en el lugar. Asimismo, la subinspectora asegura que las mujeres identificadas le dijeron que trabajaban como camareras allí, que vendían copas a "diez euros", cinco de los cuales "se los quedaba el jefe". También asegura que ese día admitieron que "se cambiaban allí" y que tenían un horario establecido por el acusado.

 

Durante las comparecencias, tres de las mujeres identificadas niegan la relación profesional con dicho club y declaran que estaban allí tomando algo e incluso contradicen lo que supuestamente ellas le dijeron a la subinspectora de trabajo. Solo una de ellas ha reconocido que iba al local a trabajar promoviendo que los clientes tomasen copas, pero sin horario establecido, y asegura que ella vendía las consumiciones "a 30 euros", precio que ella consideraba, y le pagaba al propietario "cinco euros".

 

Esta testigo también confirma la existencia de un cuaderno con el "nombre artístico" de las mujeres en el que apuntaban las copas que vendían para que lo viera el dueño que "al final de la noche hacía la cuenta". Además, el supuesto camarero y otra de las chicas estaban citados al juicio de este miércoles pero no acudieron a declarar.

El dueño de prostíbulo en Ortigueira dice que las mujeres trabajan para ellas