jueves. 28.03.2024

La mujer condenada por sentencia firme a devolver los 320.580 euros que cobró de un décimo premiado en el sorteo extraordinario de la Lotería de Navidad del año 2014, al haber sido considerada por el Juzgado de lo Penal número 2 de Lugo culpable de un delito de apropiación indebida, insiste en su inocencia y dice que todo lo sucedido le ha buscado "la ruina física y moral".

 

En declaraciones a EFE, la lucense Rosalía R.F, de 71 años, ha insistido en que el juicio que acabó con su condena por apropiación indebida, ahora sentencia firme después del pronunciamento de la Audiencia Provincial al recurso que presentó su abogado, ha sido "un cachondeo", porque la mujer que le reclamaba la devolución del décimo "no presentó ninguna prueba". De hecho, ha insistido en que, de acuerdo con la Ley de Apuestas del Estado, tendría que haber presentado la denuncia cuando supuestamente perdió el décimo, pero "no después del sorteo y de saber que había resultado premiado".

 

Según Rosalía R.F, hasta "el propio director del banco dijo que el décimo depositado no tenía nada escrito, sino que era lúcido y transparente", cuando para la condena fue fundamental la prueba pericial caligráfica que determinó de forma "categórica" que en la parte posterior del billete cobrado figuraba "una inscripción parcialmente borrada a lápiz con el nombre de Inés", así como que dicha letra correspondía a la denunciante. "Me quiero morir, nunca más he sido mujer. No consigo dormir. Duermo una hora, me despierto y estoy en vela toda la noche.

 

Me estoy volviendo loca. Me están acusando de algo que no hecho", ha remarcado Rosalía al conocer el nuevo fallo. Ha asegurado, asimismo, que "la maldita lotería" le ha "buscado la ruina", porque se "siente humillada" después de haber "trabajado honradamente desde los 17 años". "Tuve que cerrar el bar" que regentaba, ha añadido, porque "me perdieron el respeto, me tratan de ladrona y de choriza". "Me quiero morir", ha zanjado.

La condenada a devolver 320.000€ de Lotería insiste en su inocencia