Una de las lecciones que ha demostrado esta gigantesca crisis sanitaria es, para el neurocirujano del Hospital Universitario Lucus Augusti (HULA) Pedro Reimunde el no rotundo a "tantas acumulaciones en zonas urbanas" pues cree que su provincia, la de Lugo, ha tenido menos casos por no existir las masificaciones.
Pedro Reimunde Figueira (Alfoz, Lugo, 1981), que es también profesor asociado de Patología Quirúrgica en la Universidad de A Coruña (UDC), fisioterapeuta, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y ha trabajado en países como Guatemala, Etiopía y Camerún, ejerce de neurocirujano en el complejo lucense y ha superado recientemente el coronavirus.
Como médico cooperante también, ve necesario que la actual situación lleve a la gente a replantearse "la relación con el planeta", tal y como indica en una entrevista con Efe, y subraya que la provincia de Lugo, que carece de núcleos muy grandes y tiene "una densidad de población baja", ha tenido menos diagnosticados por el patógeno que ha desencadenado la pandemia y menos muertes que otras zonas.
"Lugo es por tanto un buen ejemplo de que a lo mejor convendría que no hubiera tantas acumulaciones en áreas urbanas y menos abandono de las rurales", reflexiona ante la eventualidad de afrontar otra futura pandemia este gallego que, aunque conoce muchos lugares de distintos continentes, pertenece a un pequeño municipio de 1.750 habitantes. Bajo su visión global del mundo, opina que "es una equivocación" que la crisis sanitaria se trate en cada país "de forma aislada", ya que "el virus no diferencia entre fronteras, no distingue entre límites geográficos, ni entre clases sociales".
"Esto no es una guerra, no es una batalla, es una relación entre organismos vivos y, por tanto, nuestras medidas tienen que ser tomadas en base a eso, como especie; no como países, no como continentes, sino como 'homo sapiens' que somos", destaca el sanitario. Sobre las consecuencias de la enfermedad, lamenta que anualmente en África "fallecen 800.000 niños por una neumonía" que en España sería tratable, observa Reimunde, que insta a percatarse de que "en otros sitios están permanentemente mucho peor". "Espero que veamos esas circunstancias en otros sitios del mundo con otros ojos e intentemos poner solución a todo ese tipo de cosas", abunda al referirse a otro de los aprendizajes futuros derivados del estado de alarma.
Pedro Reimunde ha superado recientemente el contagio. "Fue algo muy rápido", cuenta sobre su dolencia, pues le hicieron la prueba a raíz de un contacto con un paciente de su planta que dio positivo, y, tras el resultado afirmativo, este facultativo permaneció "todo el tiempo asintomático" y sin "problema". Por eso, lo más duro para él ha sido no poder mantener el contacto con su hijo, que tiene tres años, ya que se aisló "por completo", con el "total cuidado" para "hacer todo muy correcto" y evitar transmisiones.
Cuando su PCR fue negativa, bajo el control "estricto" de Salud Laboral y Medicina Preventiva, que supervisaron su caso, le dieron el alta y pudo volver a la carga al reincorporarse a su puesto en el servicio de neurocirugía del HULA. Con la pandemia su trabajo ha cambiado, pues ya no se celebran consultas presenciales, solo las "preferentes", y también ha bajado el ritmo de operaciones para no saturar los espacios de reanimación, cuyos respiradores pueden hacer falta a los pacientes con Covid-19. Con el objeto de garantizar el funcionamiento de su servicio intentan no acudir los seis neurocirujanos que lo componen los mismos días y así "no estar todos expuestos al mismo tiempo".
Al haberse suspendido las consultas de los pacientes que padecen patología degenerativa de columna, ya que su cirugía puede esperar, aunque con dolores, les recomienda "ejercicio físico terapéutico". El también fisioterapeuta y licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte defiende que este es "el mayor utensilio terapéutico" para algunas hernias, "por encima de los fármacos y de la cirugía", y recuerda, para todos, que "el reposo excesivo es perjudicial".
