A una semana de la Navidad y a las puertas del Año Santo, la capital gallega ha vuelto este jueves al cierre perimetral. El Puente de la Constitución, las aglomeraciones del "viernes negro" y el repunte de las fiestas en pisos, con más de una veintena de sanciones en menos de dos semanas de relajación de medidas, han disparado los contagios y han obligado a dar un paso atrás en Compostela.
Un informe de la Dirección General de Salud Pública del 16 del mes en curso refleja que en la ciudad hay altas tasas de contagio en el segmento de edad comprendido entre los 20 y los 24 años, un colectivo en el cual la manifestación de la covid-19 puede ser asintomática o "pauciasintomática", es decir, con escasa y/o poco expresiva sintomatología; circunstancias, ambas, que favorecerían la transmisión al pasar prácticamente desapercibida la infección.
Debido a ello, y a la necesidad de cortar la tendencia creciente, la Xunta, asesorada por el comité clínico, decidió que lo mejor para atajar esa escalada era retroceder. El ascenso en las tasas a 3, 7 y 14 días es notable, hasta el punto de que en una semana prácticamente se han duplicado los casos por cada cien mil habitantes, de 72 a 139.
Estos datos vetan la movilidad y, aparte, han empujado a endurecer levemente las limitaciones en el sector hostelero, con topes de aforo en interior, del 40%, y en exterior, del 50%. El toque de queda, como ha publicado el diario oficial, se mantiene a la misma hora, las once de la noche, y las reuniones no deben superar las seis personas.
El presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, ha alertado de "comportamientos preocupantes" en las terrazas. "Siempre hay excepciones que provocan brotes", ha dicho tras la reunión semanal con su gabinete. El alcalde, Xosé Sánchez Bugallo, ha confesado a la prensa que todo va "en dirección contraria a la deseada". Así las cosas, la de hoy en nada se ha asemejado a una jornada habitual de compras antes de la Nochebuena. Lo han notado en el mercado de abastos, pues la plaza no ha estado tan concurrida como en las jornadas anteriores.
Los comerciantes que atienden los puestos no se quejan del ritmo de ventas, -de hecho el precio del marisco ha repuntado y tiene buena salida-; pero sí notan que hay menos encargas. El hecho de que las reuniones sean de una unidad familiar, preferible; y, en caso de salir de esa burbuja, de un máximo de seis personas, sin contar a los menores de hasta 10 años inclusive, influye.
Es lo que dicen los compradores. "Nosotros cenaremos los de casa", "dejaremos el gran encuentro para otra ocasión", "en nuestro caso llegaremos al sexteto, pero no más, y con algo más sencillo", son los comentarios que más abundan. En los comercios las perspectivas son poco halagüeñas, pues dan por perdida la campaña. Lamentan que ni siquiera puedan entrar a sus establecimientos clientes de municipios limítrofes, como Ames o Teo.
Peregrinos, tampoco hay.
Este viernes será la presentación de la finalización de las obras de restauración que se vienen desarrollando en la Catedral en los últimos años. Será un acto institucional que incluirá un breve concierto de órgano a cargo de Carlos Julián Fernández Bollo. El lavado de cara era muy esperado. Como lo es la apertura de la Puerta Santa. Ahora falta por ver lo que repara el resto de diciembre, al menos hasta esa media tarde del 31 que marca el inicio del período jubilar.
