viernes. 29.03.2024

Dos niños de apenas 13 y 8 años de edad representan la cara más dramática de la tremenda explosión que ayer hizo temblar la localidad pontevedresa de Tui y arrasó la pequeña aldea en la que vivían en el lugar de Paramos, dejando un reguero de víctimas y de destrucción en decenas de viviendas.

 

Los peores parados fueron sus padres, un matrimonio de origen marroquí que se había asentado en Galicia hace unos veinte años y que falleció tras incendiarse su casa, donde también estaban los niños, aunque en una habitación diferente, separada por un muro que resistió y que fue el que pudo haberles salvado la vida.

 

Al trauma de perder a sus padres se une que los pequeños temieron, tras ser rescatados y llevados al hospital, ya que el mayor resultó herido, que se acababan de quedar huérfanos, lo que finalmente se acabó confirmando.

 

Fue gracias a su relato que la Guardia Civil identificó al padre, tras el hallazgo  del cadáver de la madre, como la única persona desaparecida que los equipos de emergencia debían buscar entre la pila de escombros en la que quedó reducida la zona donde explotó un almacén clandestino de material pirotécnico.

 

Tras asegurar los Tedax la zona, los bomberos, con la ayuda de un equipo de rastreo con perros, localizó hoy el cuerpo sin vida del padre, que había quedado oculto bajo un montón de escombros.

 

Tal y como ha señalado el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, tras visitar la zona, "lo peor de todo" lo que ha ocurrido en Tui es que dos niños se hayan quedado huérfanos y además sean conscientes de lo sucedido.

 

Un tío de los menores se ha desplazado desde Algeciras hasta Galicia y ha expresado su predisposición a hacerse cargo de ellos, aunque la decisión la consensuará con otros familiares de los niños, ya que además tienen una tía que reside en Francia y otros allegados en Marruecos.

 

Varios ciudadanos marroquíes se han acercado hasta el centro cultural de Guillarei, donde se ha instalado el punto de atención a las víctimas, para dar apoyo a este familiar y para expresar su solidaridad.

 

El arquitecto municipal de Tui ha cifrado en al menos 60 las viviendas que presentan daños severos por la deflagración y que serán objeto de valoración sobre si estos son estructurales o no.

 

A ello se suman decenas de viviendas con otro tipo de daños, sobre todo en puertas, ventanas y persianas, a varios kilómetros de donde se produjo la explosión.

 

Cabe destacar el caso de Jaime Bugallo, quien tuvo la suerte al menos de estar trabajando en Vigo cuando se produjo la explosión que algunos vecinos confundieron con un terremoto o con una bomba. No tenía contratado seguro, por lo que teme haberse quedado sin la vivienda en la que se instaló desde hace más de una década. Este vecino de Paramos ha indicado que sabía que el dueño de la pirotecnia almacenaba material en la casa de al lado pero pensaba que eran "palos, cartón", en ningún caso cohetes y bombas de palenque, cuyos restos permanecen esparcidos a centenares en la denominada zona cero de esta tragedia, donde aún huele a humo y a dinamita.

El doble drama de dos niños huérfanos por la explosión en Tui