jueves. 28.03.2024

Los padres juzgados hoy en A Coruña por maltratar supuestamente a su bebé hasta dejarlo ciego y epiléptico han alegado que el pequeño era sano y alegre y que nunca lo golpearon, si bien los médicos que han intervenido en el juicio han explicado que es probable que recibiera un "golpe importante". La sección segunda de la Audiencia Provincial de A Coruña ha acogido hoy el proceso contra los padres de un bebé que nació en 2011 y para los que el fiscal pide veinticuatro años de prisión.

 

Según el Ministerio Público, los progenitores del bebé le dieron presuntamente un golpe y lo zarandearon antes de que cumpliese un año de vida, por lo que padece una disminución de fuerza o parálisis en el lado derecho de su cuerpo, ceguera bilateral completa, epilepsia secundaria y retraso del desarrollo psicomotor.

 

Los médicos que han actuado como peritos en el juicio por las lesiones del bebé han afirmado esta mañana que el pequeño recibió "un golpe importante" y han opinado que lo más probables es que, a mayores, fuese "zarandeado" con "brusquedad". Según sus relatos, existe una fractura cuya "causa más habitual es un golpe contra una superficie plana" que es "compatible con una caída" o, en todo caso, con "un golpe importante".

 

Asimismo, el pequeño padece el "síndrome del niño zarandeado", que podría explicar todas las secuelas "salvo la fractura" y que, al sumar todos los síntomas, "aumenta el porcentaje de que haya sido un zarandeo" con "una cierta brusquedad". Aclaran los especialistas que las lesiones tuvieron que ocurrir cuando el menor tenía apenas tres meses, entre veinte y tres días antes de su ingreso el 6 de enero, y descartan que puedan estar relacionadas con unos masajes que le daba su padre típicos de Senegal, pues tiene esa nacionalidad.

 

Consultados por la epilepsia, han reconocido que puede ser hereditaria, pues la familia de la madre tiene antecedentes, y que si un ataque epiléptico coincidiera con una caída desde una cama contra el suelo se podría explicar la fractura.

 

Los procesados, que ahora están divorciados y él tiene una orden de alejamiento respecto de ella por una denuncia de violencia machista todavía en trámite, vivían cerca del barrio coruñés de A Gaiteira cuando ocurrieron los supuestos hechos. La madre ha asegurado que el pequeño "tenía reflujos" y "vomitaba mucho", pero no padecía ningún otro problema de salud antes de su ingreso en el hospital del 6 de enero de 2012. "Salí de la ducha y vi que estaba rígido con los ojos volteados", ha comentado sobre el día en que llevaron al bebé al hospital y se descubrió todo lo que padecía.

 

La acusada, que reconoce que necesitó asistencia psiquiátrica por un problema para afrontar situaciones límite, ha asegurado el niño "nunca" se cayó ni se golpeó, ni siquiera vio ningún "signo externo" de que esto pudiera haber pasado. Asimismo, ha negado cualquier posible zarandeo del pequeño, que los médicos vinculan a la ceguera, aunque se ha referido al citado masaje senegalés.

 

El padre del pequeño ha declarado que se trataba de "un niño sano y alegre" y que un día notó que no estaba "bien", por lo que dijo que había que llevarlo al médico, aunque su madre no quiso, algo que ella misma había reconocido minutos antes. En su turno de palabra ha subrayado que él "con el niño estaba muy poco" por su trabajo y que "nunca" se le "cayó", ni a él ni a su exmujer, que tampoco "nunca jamás lo golpeó".

 

Ella tenía reacciones en las que "se enfada y tira cosas al suelo", aunque en ningún caso ha proyectado este comportamiento sobre el pequeño, ha matizado. Acerca de los masajes que daba al niño y que consistían en cogerlo por los pies y hacer una serie de movimientos, ha dicho que son "normales" y que en su familia, que son más de cuarenta, se hacen habitualmente y funcionan bien, igual que con otra hija suya que ahora tiene nueve meses.

 

La acusada de golpear a su bebé alega que la epilepsia que sufre es genética