sábado. 20.04.2024

Un lucense de 34 años de edad, Pablo G.A, ha aceptado hoy una pena de doce años de cárcel por una violación consumada, otra en grado de tentativa y tres agresiones sexuales más perpetradas en la ciudad entre los días 15 de junio de 2013 y 3 de noviembre de 2015, cuando fue detenido y enviado a prisión por el juez. En la vista oral, que se celebró esta mañana en la Audiencia Provincial de Lugo, el acusado reconoció los hechos que se le imputaban, a cambio de una notable rebaja en la pena que el ministerio público pedía inicialmente para él.

 

El fiscal pedía inicialmente para el acusado una pena de 32 años y 11 meses de prisión, pero en virtud del acuerdo de conformidad alcanzado con la acusación particular -ejercida por los abogados que representaban a tres de las víctimas- y la defensa, rebajó le petición de condena "a la mínima prevista" para cada uno de los delitos por los que fue imputado el acusado. De ese modo, el juicio quedó visto para sentencia con una petición de pena por parte del fiscal de 1 año de cárcel por cada uno de los tres delitos de agresión sexual, 3 años más de reclusión por la violación en grado de tentativa y otros 6 años de internamiento en un centro penitenciario por la violación consumada. En la vista oral comparecieron tres médicos forenses para ratificar su informe sobre la imputabilidad” del acusado.

 

Precisaron que Pablo G.A es "una persona con una inteligencia límite", con una "capacidad intelectiva menor de lo normal”, pero que no padece “un retraso profundo”, de ahí que “no afecte a la compresión de la ilicitud de sus actos", aunque si puede influir en mayores dificultades para controlar sus impulsos. Por ello, en sus conclusiones definitivas, el ministerio fiscal tuvo en cuenta la circunstancia de que el acusado haya "indemnizado a las víctimas, que renuncian a las acciones penales", así como a hecho de que presenta "un rendimiento intelectual deficitario, que reduce su capacidad volitiva y de control de sus impulsos".

 

Además, el fiscal jefe, Roberto Brezmes, precisó en la sala que este acuerdo de conformidad con la defensa también vino motivado por el interés de evitarles a las víctimas que tuviesen que “revivir” en el acto de juicio lo padecido a causa de esas agresiones sexuales. De acuerdo con el relato del ministerio fiscal, la primera de las agresiones sexuales fue perpetrada el 15 de junio de 2013, de madrugada, cuando en la ciudad se celebraba el Arde Lucus, la fiesta de evoca el pasado romano de la ciudad. Aprovechó que una de sus víctimas estaba entrando en el portal de su casa para colarse dentro y abalanzarse sobre ella, pero la mujer comenzó a gritar e intentó defenderse, por lo que el acusado, que iba vestido de romano, “se marchó del lugar”, explica el ministerio público en su escrito de acusación.

 

El día 13 de julio de ese mismo año, también de madrugada, el acusado supuestamente se coló en el portal de otra de sus víctimas y se metió en el ascensor con ella, donde le mostró los genitales, se masturbó y le tocó los pechos, pero la mujer se defendió, golpeándolo con las llaves que llevaba y a mordiscos, por lo que el supuesto agresor también huyó del lugar. Sobre las seis de la mañana del 10 de enero de 2015, el acusado volvió a actuar, sostiene el ministerio público, y atacó a su tercera víctima. De acuerdo con el relato del escrito de acusación, una mujer que se dirigía a su casa tras finalizar la jornada laboral, se subió a su coche y, cuando iba a emprender la marcha, el hombre, que tenía los pantalones bajados, abrió la puerta del turismo y la agarró con fuerza del pelo, al tiempo que le tocaba los pechos, pero también en esa ocasión se marchó del lugar al defenderse la víctima, que comenzó a gritar y a golpearlo.

 

El 1 de noviembre de 2015, también en torno a la seis de la mañana, se abalanzó sobre otra mujer en la calle Ciudad de Vivero y la tiró al suelo, al tiempo que le decía “lo necesito, lo necesito”. Con la ropa interior y los pantalones bajados, se frotó contra ella y llegó a eyacular sobre su chaqueta. Dos días más tarde, a las 1:15 horas, después de conocer a una mujer en un bar, en la zona de A Piringalla, el acusado se ofreció a llevarla a casa en su coche. La mujer aceptó, pero cuando se bajó del vehículo para entrar en su casa, el procesado “de forma sorpresiva e inesperada, a sabiendas de que” que la víctima se encontraba “bajo los efectos” del alcohol”, la tiró al suelo y consumó la violación. El acusado ingresó en prisión provisional el 5 de noviembre de 2015 por orden del Juzgado de Instrucción Número 2 de Lugo y hoy fue conducido desde la cárcel de Bonxe para el juicio.

Condenado a 12 años de prisión un lucense por varias agresiones sexuales