martes. 19.03.2024

Un acusado de un supuesto delito de agresión sexual, J.B.S., residente en un poblado de A Limia (Ourense), se enfrenta a penas que oscilan entre los tres y cinco años de prisión por haber realizado supuestos tocamientos a una joven de nacionalidad estadounidense, aunque él ha negado las acusaciones. La Audiencia Provincial de Ourense ha celebrado hoy el primer juicio que acoge desde que comenzó la huelga el pasado mes de febrero -con una conformidad durante este periodo- y el tercero que tiene lugar este año tras la suspensión de varias vistas orales.

 

Los supuestos hechos tuvieron lugar el 27 de septiembre de 2017, cuando el encausado se aproximó a la joven norteamericana mientras practicaba deporte a orillas del río que comunica las localidades de Xinzo y de Vilar de Santos, donde entabló conversación con ella. A partir de ahí, la Fiscalía sostiene que, cuando trató de despedirse del encausado, este la agarró "con claro ánimo libidinoso" y comenzó a realizarle tocamientos llegando a tirarla al suelo. En ese momento, la fiscal asegura que el encausado trató de bajarle el pantalón hasta que finalmente, tras la promesa de no llamar a la Policía, permitió que la víctima abandonase el lugar, sufriendo la víctima un trastorno por estrés postraumático agudo, según informe del médico forense.

 

Durante la vista, celebrada en la Audiencia Provincial de Ourense, la supuesta víctima, asistida por un intérprete, comentó su versión de lo ocurrido. Según narró, cuando intentó despedirse de él, este le dijo que "no" podía irse y que "quería una cosa", momento en que, según ella, la agarró y empezó a realizarle tocamientos en varias partes del cuerpo. La perjudicada, que colaboraba en España en aquel momento con una ONG, aseguró que consiguió escapar aunque no fue capaz de explicar por qué la dejó marcharse de forma voluntaria. Por su parte, el acusado negó que le hubiese propuesto tener relaciones sexuales y señaló que tras darle un beso, él le dijo que no quería nada por lo que la dejó marchar.

 

El Ministerio Público, en sus conclusiones, ha argumentado que el relato de la víctima ha sido "coherente" en sus diferentes declaraciones frente a las "contradicciones" del acusado. Para eso se sustentó en la declaración de un inspector de la Guardia Civil que afirmó que el propio acusado les dijo que le había propuesto mantener relaciones sexuales así como en la declaración de una trabajadora de la asociación, que detalló que la joven "llegó desencajada".

 

De hecho, el informe forense recoge síntomas "físicos y psicológicos" compatibles con un trastorno de estrés postraumático. Por su parte, la acusación particular ha pedido cinco años de prisión para el encausado al entender que lo ocurrido no se ciñe a unos "simples tocamientos" sino que su intención era mantener "relaciones sexuales" no consentidas con la víctima. La defensa, en cambio, ha rechazado que lo ocurrido tenga encaje con un delito de "violación" y ha reiterado la petición de libre absolución.

 

"No hay ningún dato que permita entender que su intención era penetrar a la víctima, máxime cuando ella misma manifestó que no entiende por qué no consumó la agresión", ha apuntado al finalizar el juicio, el letrado de la defensa, Manuel Salgado, quien ha apreciado "muchas contradicciones" en lo ocurrido, desde que entablaron conversación hasta que regresaron. Además de las penas de prisión, Fiscalía y acusación piden para el acusado la prohibición de aproximarse "a menos de quinientos metros" de la víctima y de comunicarse con ella durante cinco años junto con el pago de 6.000 euros en concepto de daño moral lo que, para la defensa, tampoco ha quedado acreditado.

Piden prisión para el acusado de agresión sexual a una erasmus