Un acusado de provocar varios incendios forestales durante el verano de 2017, en época de máximo riesgo, ha aceptado una pena de dos años de prisión como autor de un delito de incendio forestal, aunque la pena no será efectiva ya que padece “varios trastornos psicológicos”, y tendrá que pagar una multa a razón de 2 euros diarios durante 15 meses. El acusado tenía que declarar este jueves en la vista oral por nueve incendios y que finalmente, se quedaron en seis, que tuvieron lugar en el ayuntamiento orensano de Maceda entre el 30 de julio y el 3 de agosto de 2017, cuando las condiciones climatológicas “favorecían su propagación”, según el escrito fiscal.
El Ministerio Fiscal ha llegado a un acuerdo con todas las partes por lo que rebaja la pena de cinco años y medio que solicitaba inicialmente a dos años de cárcel al tener en cuenta el atenuante de trastorno psicológico. El acusado se encuentra a tratamiento “y requiere de un seguimiento constante por un trastorno por consumo de alcohol grave”, al que hay que sumar otro trastorno de “ánimo depresivo”, inducido por el inicio a la abstinencia y por dos intentos de suicidio en el 2014 y el 2018, y que provoca que tenga mermadas “sus capacidades mentales tanto en la actualidad como en el momento de la comisión de los hechos”.
A este respecto, el abogado del acusado, Alejandro Zulueta, quien ha defendido “la inocencia” de su cliente, ha declarado a la salida del juicio que es “un buen resultado” al entender que “el eventual ingreso en prisión no le hubiera beneficiado en absoluto” y será “lo mejor para que pueda llevar una vida normal y no siga sufriendo”. La fiscal ha solicitado para el acusado la inhabilitación especial durante dos años para la actividad forestal junto con una indemnización para el propietario de las fincas que ardieron como consecuencia de los daños ocasionados y la libertad vigilada de doce meses una vez terminen los dos años de terapia psiquiátrica. El hombre, supuestamente, había utilizado un mechero para calcinar, a bordo de su coche, tanto monte raso como superficie arbolada, siempre de madrugada.
