sábado. 20.04.2024

Un pontevedrés acusado de haber agredido sexualmente a su hijastro entre los cuatro y los trece años de éste ha negado hoy los hechos a pesar de haberlo reconocido años atrás ante la Guardia Civil y el juez que instruyó el caso. Durante la vista oral celebrada en la Audiencia de Pontevedra, el acusado ha señalado que dicha confesión se produjo porque "tenía miedo y estaba nervioso" y porque, debido a su falta de estudios, "es fácil" engañarlo.

 

"Lo inventé todo para que pareciese que estaba cooperando", ha señalado ante el tribunal, ante lo que considera ahora que es una "venganza" de su hijastro, actualmente mayor de edad, porque "quería quedarse con la casa" en la que vivían. El hombre sí ha admitido episodios de maltrato a su hijastro, por los que ya fue condenado a dos años de prisión, aunque limitando estos hechos a tirones de orejas y "algún lapote (colleja)" con los que le reprendía porque "comía muy poco".

 

La víctima, por su parte, ha relatado que fue sometido a una serie de prácticas sexuales, que tenían lugar tanto en la casa familiar como en otros espacios, a las que no pudo negarse porque "no podía desobedecer absolutamente nada". Tras abandonar el domicilio familiar, el joven se mudó a Barcelona y, en el año 2015, decidió denunciar estas agresiones sexuales, según ha explicado, ante el "miedo" de que sus hermanas pudiesen ser víctimas de este tipo de situaciones.

 

La madre y las hermanas de la víctima negaron haber sido testigos de estos abusos sexuales, pero las forenses que le examinaron aseguraron ante el tribunal que su relato era "creíble" y que presenta secuelas psicológicas "compatibles" con los hechos denunciados. Una psicóloga que trató al acusado, sin embargo, lo describió como un hombre "ingenuo, sumiso y fácilmente sugestionable" concluyendo que "no es probable" que haya cometido los abusos de los que ha sido acusado.

 

La Fiscalía solicita quince años de prisión para el acusado como autor de un delito de agresión sexual continuada a un menor y, junto con una orden de alejamiento de veinte años, exige una indemnización de 60.000 euros por los daños morales causados.

Niega haber abusado de su hijastro tras haber reconocido el delito años atrás