viernes. 29.03.2024

El seguimiento que la Policía realizaba al narco arosano Juan Jesús Ventoso, involucrado en una operación frustrada para importar una tonelada de cocaína, dio pie a la investigación de la supuesta trama que utilizó correos humanos y paquetería postal para introducir esta droga en España.

 

Así lo ha puesto de manifiesto el inspector de la unidad de drogas y crimen organizado (Udyco) de la Policía Nacional que dirigió la operación en su declaración como testigo en la tercera jornada del juicio contra nueve acusados de participar en dichas operativas, que se celebra en la Audiencia de Pontevedra.

 

En las escuchas telefónicas realizadas a Juan Jesús Ventoso la Policía intervino conversaciones de éste con Álvaro Menéndez, señalado como líder de la trama, a quien supuestamente recurrió para pedirle ayuda para el transporte por vía marítima de una partida de entre 1.000 y 1.500 kilos de cocaína. Dicha operación se acabó frustrando y al final Juan Jesús Ventoso organizó con otras personas un transporte de 64 kilos de heroína que fueron interceptados en Caldas de Reis en agosto de 2018.

 

De las conversaciones intervenidas, la Policía supo también que Álvaro Menéndez estaba preparando por su cuenta otros envíos de cocaína, por lo que decidió separar ambas investigaciones, una de las cuales dio pie a la causa que se juzga en la Audiencia de Pontevedra. El responsable de la investigación policial ha corroborado la tesis del fiscal, apoyada a su vez en las escuchas, sobre la búsqueda de la cocaína y de los correos humanos, la mecánica de impregnación de la droga en las maletas para su posterior extracción y la logística para recibir la droga en España.

 

Ha descrito a Álvaro Menéndez como una persona sin actividad laboral reconocida, más allá del narcotráfico, que ejercía de forma "itinerante", tanto en Asturias como en Madrid, Barcelona y Alicante, y que tenía contactos en Colombia y Paraguay.

 

Sobre su relación con otro de los acusados, José Luis Oubiña, ha indicado que eran "socios" en esta actividad delictiva y se ha remitido a una de las conversaciones entre ambos, a su juicio "bastante clarificadora", en la que se les escucha hablar en clave de un cliente interesado en "15 chicas". A preguntas de los abogados de la defensa sobre si esta conversación en concreto y otras pudieran referirse a actividades ajenas al narcotráfico, el inspector de la Udyco ha sido tajante: "las personas no tienen grado de pureza ni se fuman".

 

También ha confirmado la participación, más o menos activa, de todos los acusados en las operativas para introducir cocaína, salvo de la súbdita paraguaya Noelia E.G., detenida en el aeropuerto de Madrid con su equipaje impregnado de cocaína, al considerar que desconocía este extremo. Ha apuntado que, "en cierto modo, pudo estar engañada", porque le habrían prometido viajar a España para ejercer la prostitución, y, por tanto, hubo "cierto aprovechamiento de su situación de vulnerabilidad".

 

De Alexandru T. ha dicho que era "un subalterno" del presunto cabecilla que, más allá de tramitar uno de los correos humanos, también se dedicaba a "alterar y distribuir" partidas de cocaína, como se infiere de una conversación intervenida con Álvaro Menéndez en la que hablan de una "pastilla de jabón" que al chuparla le debía dormir la lengua.

 

Ha identificado a Javier Camargo como "el cocinero" de la trama, es decir, como la persona encargada de extraer la cocaína impregnada en las maletas y que iba recubierta por una resina para evitar que los perros antridroga la olieran. Más allá de las escuchas, ha aludido a la intervención en el local de este acusado en Torrejón de Ardoz de diversos útiles para la manipulación de droga y de restos de cocaína.

 

Respecto a José Escribano, ha dicho que el supuesto cabecilla le tuvo informado de la primera operación, que se vio frustrada, y que fue detenido junto a éste en Madrid, cuando regresaba de recoger en Barcelona un envío de cocaína por paquetería postal. En este envío, ha descrito el mando policial, intervinieron José A.A. y Felipe H., con quienes Álvaro Menéndez había coincidido en prisión, y que fueron los encargados de buscar a una persona sin antecedentes penales para recibir el paquete, Yolanda M., quien, ha deducido, estaba al tanto de lo que se trataba.

 

La Fiscalía pide para los nueve acusados penas que oscilan entre los once años y los seis años y medio de cárcel por sendos delitos contra la salud pública y de integración en grupo criminal, y multas de entre 62.000 y un millón de euros.

La investigación a un narco arousano destapó la trama de los correos humanos