sábado. 20.04.2024

El líder de la llamada Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, Feliciano Miguel Rosendo da Silva, condenado a nueve años de prisión por un delito de abusos sexuales, ha defendido hoy de nuevo su inocencia y ha anunciado que recurrirá la sentencia que lo envía a la cárcel. En una rueda de prensa, acompañado por su abogada, Beatriz Seijo, tres sacerdotes y varias personas, ha explicado que presentará un recurso de casación ante el Tribunal Supremo, pero que lo hará "no por odio, sino por la dignidad de mi esposa, mis hijos, y los benditos y benditas que dejaron su vida para ayudar a los demás".

 

El pasado 28 de diciembre, el Tribunal Superior de Justicia de Galicia confirmó la condena a Miguel Rosendo como autor de un delito de abusos sexuales continuados "con prevalimiento y penetración" a una de las mujeres que le habían denunciado. "Agradezco a las magistradas que hayan visto un gran porcentaje de la verdad; pero tengo un gran dolor aquí dentro porque a una niña que quiero como a todas ellas la hayan obligado a mentir y acusarme de unos hechos que son mentira", ha dicho. Rosendo, para quien la Fiscalía y la acusación particular solicitaban 66 y 82 años de prisión, respectivamente, fue condenado por uno de los cuatro delitos de abusos sexuales a los que se enfrentaba y fue absuelto de los de asociación ilícita, contra la integridad moral, coacciones, abuso y agresión sexual continuada.

 

"Me duele ver que la Iglesia está implicada en esta gran tela de araña de mentiras provocadas por una serie de hombres de la Iglesia que han hecho un montaje", ha denunciado Rosendo, quien al ser preguntado por las motivaciones detrás del supuesto montaje ha contestado que "eso habrá que preguntárselo a ellos". También ha expresado su agradecimiento a los sacerdotes "benditos", hombres de la Iglesia "de verdad" que han defendido su inocencia "por misericordia" a pesar de que esto les llevase a "ser ultrajados y abandonados por amigos, los fuegos más terribles por los que pueden pasar un hombre".

 

"Mi fe me ha ayudado cada día para superar los cuatro años que pasé en la cárcel, que fueron muy duros, pero no más duro que ver cómo se pisoteaba la dignidad de mujeres y hombres con los que he tenido la suerte de convivir y disfrutar mucho de entender la Iglesia como la entendía Jesucristo", ha sentenciado el fundador de la orden.

 

Rosendo también ha expresado su voluntad de continuar con la labor de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, si bien esperará a ver el resultado del recurso de casación para determinar si lo hará a través de acciones cotidianas, como asegura estar haciendo, o constituyendo una nueva asociación. "Le pido perdón a Dios y a ustedes por no presentarme ante los medios desde el primer día; me habían amenazado y me lo habían prohibido y aconsejado hombres de la Iglesia, periodistas y abogados", ha concluido Rosendo.

 

Por su parte, su abogada ha apuntado que esta comparecencia pública se debe a que "desde 2014 sólo se ha expuesto el caso a través de la perspectiva de la acusación particular", lo que les ha "destrozado públicamente" y ha provocado que les tachen de "sectarios". "Cuando intentamos salir a la luz pública la presión social no nos dejaba respirar y cada frase era cuestionada por las bases tan maquiavélicamente asentadas por la acusación", ha denunciado Seijo, quien ha lamentado que "se haya hablado de secuestros, violaciones o entrega de sumas de dinero gigantescas".

 

Uno de los sacerdotes que ha acompañado a Rosendo, Juan Luis Castón, ha cargado duramente contra la Iglesia y, nominalmente, contra el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, por "no permitir tratar sacramentalmente a las consagradas a la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel". "Denunciamos la cobardía y la falta de entrega a la verdad de muchos pastores; hemos visto a seis obispos y enviado informes a Roma a pesar de lo que supone para nuestras vidas defender la inocencia de Miguel (Rosendo), pero tenemos alegría y esperanza", ha concluido Castón.

El líder de los "Miguelianos" recurrirá la pena de cárcel ante el Supremo