viernes. 29.03.2024

El abogado de César A.O. ha cuestionado la investigación del crimen de Ana Enjamio y la credibilidad de testigos, la mayoría "hostiles" y con el objetivo de "condenar" a su cliente, y también de peritos forenses y policiales, y ha aludido al caso de Rocío Waninkoff, "el mayor error judicial" en España.

 

En el turno de informes, con el que se ha cerrado el juicio con jurado en la sección quinta de la Audiencia de Pontevedra, el abogado de César A.O. ha insistido en proclamar la inocencia de su patrocinado, quien ha guardado silencio en el turno de última palabra con el pretexto de que ya había sido "suficiente". Durante su exposición, que la madre y el hermano de Ana Enjamio no han podido soportar y se han marchado de la sala, el abogado de la defensa ha hablado de una "profecía autocumplida" en la que se han intentado "encajar" todos los datos en la "hipótesis inicial" de que César A.O. fue el autor del crimen.

 

Ha recalcado que no hay pruebas concluyentes y, dirigiéndose al jurado, ha incidido en que "no valen las corazonadas ni las sospechas", al tiempo que ha apelado a su sentido común y a la prevalencia de la inocencia del acusado en caso de duda. Ha admitido, como su cliente en el juicio, que "hizo cosas que no se debían hacer", como quedarse con un móvil de la víctima o enviarle fotos y un correo electrónico al exnovio de Ana, lo que ha considerado una actitud propia de alguien que quiere recuperar una relación rota, pero que no son constitutivas de delito.

 

Para empezar, ha sostenido que la relación entre César y Ana, aunque clandestina y con "altibajos", se mantuvo hasta la fecha del crimen, y a partir de ahí ha deducido: "¿Por qué la iba a matar si está con él?", a propósito de que las acusaciones enmarcaran el crimen en el ámbito de la violencia machista.

 

Se ha basado en una serie de whatsapp y llamadas telefónicas que ambos se intercambiaron durante meses, varios de ellos después de que rompieran su relación y dejaran de convivir en un piso que tenían alquilado. Además de a los testigos, que "contaron lo que les contó" la víctima, cuya credibilidad también ha puesto en entredicho, pues ésta "no decía toda la verdad" y "no era sincera" con ellos ni con su madre sobre su vida amorosa, ha cuestionado a las forenses y a la Policía.

 

De las primeras ha dicho que elaboraron un informe "tendencioso", que actuaron como "activistas" y no salvaguardaron su deber de imparcialidad, y que sostuvieron una tesis que "no es verdad", que en la solapa del abrigo de la víctima hubiera un corte en el que se halló ADN del acusado. Asimismo, se ha quejado de su intento "grotesco" de "ilustrar" al jurado con la imagen de un cuchillo de sobremesa cuando hablaban del arma que se pudo emplear en el crimen y que nunca apareció, y ha enfatizado que pese a ser médicos sin especialidad parece que "saben de todo", ya sea de otorrinolaringología o de psicología.

 

De la Policía, aparte de poner en tela de juicio la credibilidad de los agentes que declararon en el juicio, ha criticado que cerrara varias líneas de investigación, como por ejemplo comprobar la coartada del compañero de trabajo de la víctima que se bajó con ella del coche de sus amigas antes de ir a su casa y ser asesinada. De este compañero ha destacado su aspecto físico y su "personalidad peculiar", ilustrada por su reacción cuando le cuestionó por qué pidió que al acusado se le ocultara tras un biombo durante su declaración y éste dijo que para no verle la cara a ese "hijo de puta".

 

También ha puesto de relieve que no se hicieran estudios genéticos de los pelos hallados en las prendas de la víctima, ninguno de ellos aparentemente de su cliente, ni que se investigara la posible relación del crimen con una serie de agresiones sexuales que se produjeron en la zona donde vivía Ana Enjamio.

 

Y no se hizo, según la tesis del abogado de la defensa, porque "iban enfilados" en sus pesquisas sobre César A.O. y lo demás "les daba igual". Por lo demás, ha sostenido que víctima y acusado tuvieron contacto físico en la noche del crimen cuando se saludaron y se dieron dos besos y durante el "escarceo" entre ambos en el baño, así como después cuando pasearon casi una hora junto a otros compañeros.

 

Se ha preguntado por qué ninguna de las acusaciones citó a declarar a los padres del acusado para que sostuvieran que su hijo llegó aquella noche a casa a las 7.00 horas y no a las 5.30 como éste afirma. Y sobre la nota de despedida tras su intento de suicidio, que elaboró "empastillado", ha afirmado que no contiene ninguna confesión del crimen.

 

En cuanto a las manchas de sangre de la víctima en el coche del acusado, ha destacado que técnicas de Toxicología no supieron precisar su origen ni el tiempo que llevaban impregnadas, y se ha preguntado cómo se puede limpiar a fondo el vehículo y sin embargo permanecen restos de ADN del acusado y no se detecta resto de producto químico alguno.

La defensa cuestiona la investigación de caso Ana Enjamio y alude al caso Waninkoff